{Super Junior/KyuMin} The Real Date
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{Super Junior/KyuMin} The Real Date
Autora: ミJuÚ♥
Título: Te Real Date
Fandom: Super Junior
Personajes/Pairing: KyuMin
Género: Fluff/cómico
Clasificación: 13+
Advertencia: Solo que esto es la segunda parte de un fic que postee en HaTo hace un año atrás... aunque no es imprescindible leerlo lo dejo aquí, por si quieren leerlo (?
Sinopsis/Resumen: KyuHyun y SungMin vuelven a estar juntos el día de San Valentín después de un año desde su primer encuentro. Pero su relación ahora ya no es de desconocidos.
El sonido del timbre retumbó en toda la casa, fue como un detonante de su cordura; la cual estaba atacada por los nervios desde hacía ya bastante. Y todo por culpa de ese ser que se hacía llamar KyuHyun, todo por culpa de él.
Se miró enfrente del cristal que daba a la puerta por última vez, intentando parecer lo más neutral posible ante el más alto. Lo había citado el día de San Valentín, el mismo día que todo empezó.
Siempre recordaría ese día.
Abrió la puerta y un aroma le embriagó los sentidos, un olor tan peculiar en Cho KyuHyun. Era entre varonil y uno de esos perfumes caros que siempre usaba, ese olor que lo hacía desearlo desde el primer momento en que lo conoció. Iba vestido con jeans y una camisa beige que hacía juego con su blanca piel y su negro pelo.
Habían tenido muchos encuentros desde que se conocieron en ese parque, pero según el más alto ese era un día especial. Porqué hacía un año desde su primer encuentro. Él no veía lo especial en eso, pero igual se vio diciéndole un muy expresivo sí a la idea de quedar. Y tenía miedo; pero eso no lo diría.
― ¡Hola SungMin! –dijo KyuHyun de una forma demasiado alegre para el gusto del mayor.
― Um, hola KyuHyun… ¿puedo saber ya dónde me vas a llevar? –la verdad es que había aceptado pasar el día con él, pero nunca le dijo sobre su destino. Siempre era un misterio lo que KyuHyun hacía o pensaba.
― Aún no, es un secreto. –una sonrisa se instauró en su rostro. A SungMin no le hizo gracia.
― Pues contéstame a algo al menos… ¿esto es una cita?
― Será lo que tú quieras que sea. –volvió a sonreír, viendo como la cara de SungMin pasaba de un tono pálido a un cálido rosa.
― Como sea, vamos.
SungMin cerró la puerta, cogiendo antes sus pertenencias. Bajaron las escaleras en silencio, no era incomodo… con el tiempo se habían acostumbrado el uno con el otro, y esos silencios donde ninguno decía nada eran los más agradables para ambos. Desde el día del parque se habían visto muchas veces, al principio les costó volver a tener un encuentro, pero donde iban se encontraban uno con otro. De este modo desistieron y empezaron a ser amigos y a tener encuentros más casuales.
Cuando llegaron al coche de KyuHyun, como buen caballero, este le abrió la puerta. Acto que SungMin recibió como un golpe de alerta. Pero igual sonrió agradeciendo el acto y subió al coche.
― Gracias.
Una grande sonrisa se instauró en el rostro de KyuHyun. Cerró la puerta y se subió al asiento del conductor. Una vez hubo cerrado la puerta, no arrancó. Se acomodó en la butaca y miró a SungMin, dejando a este perplejo.
― ¿Qué pasa?
― Nada. Solo quiero pensar un momento, no sé donde llevarte. –dijo
― Espera, pensé que tenías un sitio pensado…
― Lo tenía… pero cambié de plan. Quiero que escojas tú. –miró enfrente, quedándose pensativo- y que sea un lugar bonito –KyuHyun rió.
― El paseo estaría bien, pero habrá mucha gente hoy… –propuso, captando de nuevo la atención de KyuHyun.
― Seguramente pero…
― ¡Ya sé! –gritó emocionado SungMin- La montaña Namsan es un lugar perfecto, ¿no crees?
― Perfecto.
KyuHyun arrancó, viendo la emocionada cara del mayor, había un brillo en sus ojos que no podía describir. SungMin le gustó desde el momento en que lo vio. Últimamente se podía decir que hasta soñaba cada noche con él, no cosas sucias, se había enamorado de él. Pero sabía que si decía algo podía pasar cualquier cosa, si SungMin no sentía lo mismo; podría desaparecer de su vida.
Y eso no se lo permitiría. Siempre creyó en el destino, y sabía que el destino fue lo que le llevó hacía ese parque para conocerlo a él. Así que no desecharía nunca la posibilidad de poder decirle sobre sus sentimientos. No fue desde el principio que estuvo enamorado, de hecho él solo buscaba un mero roce… pero con SungMin fue diferente. Le dio el privilegio de conocerlo, hasta llegar a ser lo que eran en ese momento. Su relación estaba basada en algo llamado amor-odio. Estaban todo el día y cada momento haciéndose burla entre sí, pero así se querían.
Cogieron sus cosas del coche, y empezaron su rombo hacia la subida. Por suerte ninguno de los dos se había vestido formalmente e iban cómodos para poder subir el monte con facilidad.
― Tendremos que darnos prisa a subir el monte, aunque no creo que pasemos de los veinte minutos, son solo unos metros. –habló KyuHyun como el tan sabio que era.
― Lo que tu digas. ¿Qué traes ahí? –SungMin dirigió su mirada una mochila que llevaba el menor, este inclinó su cabeza.
― Comida, ¿o acaso quieres que te coma a ti? –de su boca salió una carcajada.
― Eh, ¡estoy bueno!. –SungMin enrojeció. Ya iban dos veces en la misma tarde, y solo llevaban una hora y media juntos.
― De eso no me cabe duda. –susurró KyuHyun, a lo que el mayor no escuchó.
― ¿Qué?
― Nada, nada. Pongámonos en marcha. –SungMin asintió.
Anduvieron por el camino tranquilos, hablando de cosas triviales como siempre hacían. Muy pocas veces hablaban de cosas personales, y si lo hacían es porque confiaban en uno en el otro y sabían que podían ayudarse mutuamente.
SungMin respiró hondo. Llevaban solo medio monte y ya podía verse medio Seúl, era una imagen muy bonita. Si no fuera por la contaminación de la ciudad, sería una bella escena. Pero aún así podía apreciarse.
KyuHyun lo observó.
― Tendrías que verte la cara de bobo que tienes ahora. –dijo ameno.
― Calla estúpido, tu llevas siempre esa cara y no te digo nada. –se mofó, defendiéndose.
― Ja, ja, que gracioso. ¿Quieres pararte en el jardín?
― De acuerdo… -siseó.
― Sabes SungMin, es agradable estar contigo aquí ahora. –confesó KyuHyun. Atrayendo la mirada del mayor.
― Hmm… lo mismo digo. –sonrió.
― Hay algo que quería decirte, ¿sabes? No te cité hoy para nada. –bajó su mirada. Dejando confuso a SungMin
― Pues dime.
― No aún no, quiero decírtelo más tarde. Por ahora disfrutemos del día… solo quería que estuvieras con la intriga un rato.
― ¡Serás! –sacó la lengua en señal de disgusto.
― Como sea –rió- vamos a la cima, quiero subir al mirador.
― No llevo mucho dinero…
― Tranquilo, yo lo pago, recuerda que es una cita. –aceleró su paso al ver la cara de SungMin, realmente daba miedo. El mayor le siguió de sopetón, acelerando también su paso.
Cuando llegaron a la cima, ya se podía ver el sol colándose entre el horizonte. KyuHyun caminaba tranquilo, mientras que SungMin le había adelantado el paso al ver un cachorrito deambulando por ahí.
KyuHyun sonrió. Una de las cosas que más le gustaba de SungMin era precisamente esa bondad que tenía. Siempre se preocupaba por los demás, y parecía que hacía el tenía una preocupación mayor. Eso le hinchaba, creía tener una oportunidad con él. Pensó en lo que le dijo antes a SungMin… tenía que decírselo, pero, ¿sería capaz?
SungMin se acercó dando pequeños saltitos. Cualquier diría que ese hombre tenía la edad que decía que tenía.
― KyuHyun vino la dueña y se lo llevó… yo quería quedármelo. –protesto mofándose resignado.
― Depende de cómo vaya hoy, si quieres te compro un perro. Pero tienes que seguir siendo bueno. –le acarició la cabeza, sintiendo los suaves cabellos de SungMin entre sus dedos.
― No me hables como si fuera un perro, idiota. –apartó la mano de KyuHyun de un manotazo.
― ¡Hey, eso dolió!
― Lo siento… KyuHyun, no creo que tengamos tiempo a subir al mirador. Está oscureciendo.
― Ya lo vi… entonces, ¿bajamos?
― Primero quiero que me digas eso tan importante que tenías que decirme. No creas que lo olvidé. –protestó.
― Mientras bajamos.
― No, ¡quiero que lo digas ahora! –tan testarudo como siempre.
― Hagamos una cosa, hacemos una carrera… si ganas tú, te lo digo, sino yo escogeré que quiero.
― Eso es una tontería, igualmente ibas a decírmelo…
― Tienes miedo a perder, eso es lo que tienes.
― ¿Si? –dicho esto, SungMin empezó a correr, dejando a KyuHyun estático en su lugar.
― ¡Espera, se supone que tenemos que comenzar al mismo tiempo para que sea una carrera! –gritó, empezando a correr. La gente de los alrededores los miraba, pero para ambos ese momento era solo de ellos. Ahí no había nadie más que ellos.
Nunca dijeron cual era el punto de meta, así que solo corrieron. Por parte de KyuHyun para alcanzar al mayor, por el otro… solo quería ganar, y saber que tanto quería decirle KyuHyun. Solo esperaba que fuera lo que él creía, porque sino su mundo se vendría abajo. Un día tan especial para él.
De un momento a otro, lo único que vio SungMin fue; estar corriendo tan tranquilo, y de pronto tropezarse y caer al suelo de rodillas.
― ¡SungMin! –KyuHyun aceleró el paso, llegando hacía donde estaba el otro. –¿Estás bien? –preguntó.
― No es nada, solo me he caído… -hizo ademán de levantarse. La cara de KyuHyun cambió a una de espanto cuando vio la sangre que manchaba la rodilla del mayor.
― ¡Dios mío! Esto fue mi culpa, no debí retarte. –se lamentó girándose- Sube, anda –dijo al momento en que se agachó, cediéndole su espalda para subirse.
― Supongo que estás de broma… te haré daño KyuHyun…
― Sube. –dijo firme.
― Vale… pero a cambio tienes que decirme eso.
― Te lo diré SungMin, pero sube, anda.
SungMin subió en la espalda de KyuHyun de una vez, intentando no hacerle daño. Por parte de KyuHyun, agradeció ese pequeño contratiempo para tener que decirle sobre sus sentimientos al mayor. Era ahora o nunca, y prefería hacerlo a renunciar y perderlo por siempre. Si lo perdería, sería de una manera digna.
― SungMin… –empezó a andar- Lo que quería decirte es algo importante para mí, así que por favor, trata de entender… -susurró.
― Tranquilo… tu solo dime. –sonrió.
― Ah… -disminuyó el pasó- creo que estoy enamorado de ti… -suspiró, al menos no le veía la cara.
― ¿Crees? –preguntó- Yo estoy seguro que estoy enamorado de ti… -dijo, mofándose.
― No te rías de mi… dije que era importante. –paró, aún con SungMin en la espalda.
― ¡No me estoy riendo de ti! Cuando me invitaste a quedar hoy… pensé en decírtelo, normalmente un día como hoy es cuando se dicen estas cosas… pero desistí, pero cuando dijiste que tenías algo que decirme, mi esperanza volvió.
― Espera –rió nervioso- ¿entonces también te gusto?
― Sí… –rió.
KyuHyun ladeó la cabeza hacía el costado, intentando mirar a SungMin. Este sonrió, subió sus manos y acarició el rostro del menor, viendo como a este se le erizaba el vello con su caricia. KyuHyun levantó su mano y poniéndola en la nuca del mayor lo acercó para tocar sus labios con los ajenos, en un mero roce.
Ambos rieron entre el beso.
Luego se separaron.
SungMin se acomodó en la espalda de KyuHyun, abrazándolo. El menor, empezó a andar… bajando lentamente por el camino que les llevaría al coche.
― Me debes un perro… -susurró SungMin en el oído del otro, haciendo que a este un calambre le recorriera el cuerpo.
Cuidaría de SungMin como un tesoro. Y por supuesto, pasaría cada San Valentín con él; brindándole todo el amor que guardaba en su corazón para él.
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N/A: En cuanto pueda voy a leerme todos los yaoi que hay por aquí posteados y a dejar mi humilde comentario. Dejen su crítica para ayudarme a mejorar, ¡por favor! ♡
Título: Te Real Date
Fandom: Super Junior
Personajes/Pairing: KyuMin
Género: Fluff/cómico
Clasificación: 13+
Advertencia: Solo que esto es la segunda parte de un fic que postee en HaTo hace un año atrás... aunque no es imprescindible leerlo lo dejo aquí, por si quieren leerlo (?
Sinopsis/Resumen: KyuHyun y SungMin vuelven a estar juntos el día de San Valentín después de un año desde su primer encuentro. Pero su relación ahora ya no es de desconocidos.
The Real Date
El sonido del timbre retumbó en toda la casa, fue como un detonante de su cordura; la cual estaba atacada por los nervios desde hacía ya bastante. Y todo por culpa de ese ser que se hacía llamar KyuHyun, todo por culpa de él.
Se miró enfrente del cristal que daba a la puerta por última vez, intentando parecer lo más neutral posible ante el más alto. Lo había citado el día de San Valentín, el mismo día que todo empezó.
Siempre recordaría ese día.
Abrió la puerta y un aroma le embriagó los sentidos, un olor tan peculiar en Cho KyuHyun. Era entre varonil y uno de esos perfumes caros que siempre usaba, ese olor que lo hacía desearlo desde el primer momento en que lo conoció. Iba vestido con jeans y una camisa beige que hacía juego con su blanca piel y su negro pelo.
Habían tenido muchos encuentros desde que se conocieron en ese parque, pero según el más alto ese era un día especial. Porqué hacía un año desde su primer encuentro. Él no veía lo especial en eso, pero igual se vio diciéndole un muy expresivo sí a la idea de quedar. Y tenía miedo; pero eso no lo diría.
― ¡Hola SungMin! –dijo KyuHyun de una forma demasiado alegre para el gusto del mayor.
― Um, hola KyuHyun… ¿puedo saber ya dónde me vas a llevar? –la verdad es que había aceptado pasar el día con él, pero nunca le dijo sobre su destino. Siempre era un misterio lo que KyuHyun hacía o pensaba.
― Aún no, es un secreto. –una sonrisa se instauró en su rostro. A SungMin no le hizo gracia.
― Pues contéstame a algo al menos… ¿esto es una cita?
― Será lo que tú quieras que sea. –volvió a sonreír, viendo como la cara de SungMin pasaba de un tono pálido a un cálido rosa.
― Como sea, vamos.
SungMin cerró la puerta, cogiendo antes sus pertenencias. Bajaron las escaleras en silencio, no era incomodo… con el tiempo se habían acostumbrado el uno con el otro, y esos silencios donde ninguno decía nada eran los más agradables para ambos. Desde el día del parque se habían visto muchas veces, al principio les costó volver a tener un encuentro, pero donde iban se encontraban uno con otro. De este modo desistieron y empezaron a ser amigos y a tener encuentros más casuales.
Cuando llegaron al coche de KyuHyun, como buen caballero, este le abrió la puerta. Acto que SungMin recibió como un golpe de alerta. Pero igual sonrió agradeciendo el acto y subió al coche.
― Gracias.
Una grande sonrisa se instauró en el rostro de KyuHyun. Cerró la puerta y se subió al asiento del conductor. Una vez hubo cerrado la puerta, no arrancó. Se acomodó en la butaca y miró a SungMin, dejando a este perplejo.
― ¿Qué pasa?
― Nada. Solo quiero pensar un momento, no sé donde llevarte. –dijo
― Espera, pensé que tenías un sitio pensado…
― Lo tenía… pero cambié de plan. Quiero que escojas tú. –miró enfrente, quedándose pensativo- y que sea un lugar bonito –KyuHyun rió.
― El paseo estaría bien, pero habrá mucha gente hoy… –propuso, captando de nuevo la atención de KyuHyun.
― Seguramente pero…
― ¡Ya sé! –gritó emocionado SungMin- La montaña Namsan es un lugar perfecto, ¿no crees?
― Perfecto.
KyuHyun arrancó, viendo la emocionada cara del mayor, había un brillo en sus ojos que no podía describir. SungMin le gustó desde el momento en que lo vio. Últimamente se podía decir que hasta soñaba cada noche con él, no cosas sucias, se había enamorado de él. Pero sabía que si decía algo podía pasar cualquier cosa, si SungMin no sentía lo mismo; podría desaparecer de su vida.
Y eso no se lo permitiría. Siempre creyó en el destino, y sabía que el destino fue lo que le llevó hacía ese parque para conocerlo a él. Así que no desecharía nunca la posibilidad de poder decirle sobre sus sentimientos. No fue desde el principio que estuvo enamorado, de hecho él solo buscaba un mero roce… pero con SungMin fue diferente. Le dio el privilegio de conocerlo, hasta llegar a ser lo que eran en ese momento. Su relación estaba basada en algo llamado amor-odio. Estaban todo el día y cada momento haciéndose burla entre sí, pero así se querían.
Cogieron sus cosas del coche, y empezaron su rombo hacia la subida. Por suerte ninguno de los dos se había vestido formalmente e iban cómodos para poder subir el monte con facilidad.
― Tendremos que darnos prisa a subir el monte, aunque no creo que pasemos de los veinte minutos, son solo unos metros. –habló KyuHyun como el tan sabio que era.
― Lo que tu digas. ¿Qué traes ahí? –SungMin dirigió su mirada una mochila que llevaba el menor, este inclinó su cabeza.
― Comida, ¿o acaso quieres que te coma a ti? –de su boca salió una carcajada.
― Eh, ¡estoy bueno!. –SungMin enrojeció. Ya iban dos veces en la misma tarde, y solo llevaban una hora y media juntos.
― De eso no me cabe duda. –susurró KyuHyun, a lo que el mayor no escuchó.
― ¿Qué?
― Nada, nada. Pongámonos en marcha. –SungMin asintió.
Anduvieron por el camino tranquilos, hablando de cosas triviales como siempre hacían. Muy pocas veces hablaban de cosas personales, y si lo hacían es porque confiaban en uno en el otro y sabían que podían ayudarse mutuamente.
SungMin respiró hondo. Llevaban solo medio monte y ya podía verse medio Seúl, era una imagen muy bonita. Si no fuera por la contaminación de la ciudad, sería una bella escena. Pero aún así podía apreciarse.
KyuHyun lo observó.
― Tendrías que verte la cara de bobo que tienes ahora. –dijo ameno.
― Calla estúpido, tu llevas siempre esa cara y no te digo nada. –se mofó, defendiéndose.
― Ja, ja, que gracioso. ¿Quieres pararte en el jardín?
― De acuerdo… -siseó.
― Sabes SungMin, es agradable estar contigo aquí ahora. –confesó KyuHyun. Atrayendo la mirada del mayor.
― Hmm… lo mismo digo. –sonrió.
― Hay algo que quería decirte, ¿sabes? No te cité hoy para nada. –bajó su mirada. Dejando confuso a SungMin
― Pues dime.
― No aún no, quiero decírtelo más tarde. Por ahora disfrutemos del día… solo quería que estuvieras con la intriga un rato.
― ¡Serás! –sacó la lengua en señal de disgusto.
― Como sea –rió- vamos a la cima, quiero subir al mirador.
― No llevo mucho dinero…
― Tranquilo, yo lo pago, recuerda que es una cita. –aceleró su paso al ver la cara de SungMin, realmente daba miedo. El mayor le siguió de sopetón, acelerando también su paso.
Cuando llegaron a la cima, ya se podía ver el sol colándose entre el horizonte. KyuHyun caminaba tranquilo, mientras que SungMin le había adelantado el paso al ver un cachorrito deambulando por ahí.
KyuHyun sonrió. Una de las cosas que más le gustaba de SungMin era precisamente esa bondad que tenía. Siempre se preocupaba por los demás, y parecía que hacía el tenía una preocupación mayor. Eso le hinchaba, creía tener una oportunidad con él. Pensó en lo que le dijo antes a SungMin… tenía que decírselo, pero, ¿sería capaz?
SungMin se acercó dando pequeños saltitos. Cualquier diría que ese hombre tenía la edad que decía que tenía.
― KyuHyun vino la dueña y se lo llevó… yo quería quedármelo. –protesto mofándose resignado.
― Depende de cómo vaya hoy, si quieres te compro un perro. Pero tienes que seguir siendo bueno. –le acarició la cabeza, sintiendo los suaves cabellos de SungMin entre sus dedos.
― No me hables como si fuera un perro, idiota. –apartó la mano de KyuHyun de un manotazo.
― ¡Hey, eso dolió!
― Lo siento… KyuHyun, no creo que tengamos tiempo a subir al mirador. Está oscureciendo.
― Ya lo vi… entonces, ¿bajamos?
― Primero quiero que me digas eso tan importante que tenías que decirme. No creas que lo olvidé. –protestó.
― Mientras bajamos.
― No, ¡quiero que lo digas ahora! –tan testarudo como siempre.
― Hagamos una cosa, hacemos una carrera… si ganas tú, te lo digo, sino yo escogeré que quiero.
― Eso es una tontería, igualmente ibas a decírmelo…
― Tienes miedo a perder, eso es lo que tienes.
― ¿Si? –dicho esto, SungMin empezó a correr, dejando a KyuHyun estático en su lugar.
― ¡Espera, se supone que tenemos que comenzar al mismo tiempo para que sea una carrera! –gritó, empezando a correr. La gente de los alrededores los miraba, pero para ambos ese momento era solo de ellos. Ahí no había nadie más que ellos.
Nunca dijeron cual era el punto de meta, así que solo corrieron. Por parte de KyuHyun para alcanzar al mayor, por el otro… solo quería ganar, y saber que tanto quería decirle KyuHyun. Solo esperaba que fuera lo que él creía, porque sino su mundo se vendría abajo. Un día tan especial para él.
De un momento a otro, lo único que vio SungMin fue; estar corriendo tan tranquilo, y de pronto tropezarse y caer al suelo de rodillas.
― ¡SungMin! –KyuHyun aceleró el paso, llegando hacía donde estaba el otro. –¿Estás bien? –preguntó.
― No es nada, solo me he caído… -hizo ademán de levantarse. La cara de KyuHyun cambió a una de espanto cuando vio la sangre que manchaba la rodilla del mayor.
― ¡Dios mío! Esto fue mi culpa, no debí retarte. –se lamentó girándose- Sube, anda –dijo al momento en que se agachó, cediéndole su espalda para subirse.
― Supongo que estás de broma… te haré daño KyuHyun…
― Sube. –dijo firme.
― Vale… pero a cambio tienes que decirme eso.
― Te lo diré SungMin, pero sube, anda.
SungMin subió en la espalda de KyuHyun de una vez, intentando no hacerle daño. Por parte de KyuHyun, agradeció ese pequeño contratiempo para tener que decirle sobre sus sentimientos al mayor. Era ahora o nunca, y prefería hacerlo a renunciar y perderlo por siempre. Si lo perdería, sería de una manera digna.
― SungMin… –empezó a andar- Lo que quería decirte es algo importante para mí, así que por favor, trata de entender… -susurró.
― Tranquilo… tu solo dime. –sonrió.
― Ah… -disminuyó el pasó- creo que estoy enamorado de ti… -suspiró, al menos no le veía la cara.
― ¿Crees? –preguntó- Yo estoy seguro que estoy enamorado de ti… -dijo, mofándose.
― No te rías de mi… dije que era importante. –paró, aún con SungMin en la espalda.
― ¡No me estoy riendo de ti! Cuando me invitaste a quedar hoy… pensé en decírtelo, normalmente un día como hoy es cuando se dicen estas cosas… pero desistí, pero cuando dijiste que tenías algo que decirme, mi esperanza volvió.
― Espera –rió nervioso- ¿entonces también te gusto?
― Sí… –rió.
KyuHyun ladeó la cabeza hacía el costado, intentando mirar a SungMin. Este sonrió, subió sus manos y acarició el rostro del menor, viendo como a este se le erizaba el vello con su caricia. KyuHyun levantó su mano y poniéndola en la nuca del mayor lo acercó para tocar sus labios con los ajenos, en un mero roce.
Ambos rieron entre el beso.
Luego se separaron.
SungMin se acomodó en la espalda de KyuHyun, abrazándolo. El menor, empezó a andar… bajando lentamente por el camino que les llevaría al coche.
― Me debes un perro… -susurró SungMin en el oído del otro, haciendo que a este un calambre le recorriera el cuerpo.
Cuidaría de SungMin como un tesoro. Y por supuesto, pasaría cada San Valentín con él; brindándole todo el amor que guardaba en su corazón para él.
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