{Super Junior/KyuMin}El más inteligente de todos {2/3}
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gaseumi92
Elfnamorada
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{Super Junior/KyuMin}El más inteligente de todos {2/3}
Autor(a): Caracola - Elfnamorada - Yo
Título: El más inteligente de todos
Fandom: Super Junior
Personajes/Pairing: Kyu-Min
Género: Shota-Yaoi / AU, Fluff, Romance, Hurt
Clasificación: PG -este- pero es probable que aumente a NC-17 por relatos de situaciones de violencia
Advertencia: ¿Qué podría advertir? Creo que nada, no hay muertes. El Hurt no lo provoca uno de los protagonistas. Eso.
Resumen: We met at the wrong time. That’s what I keep telling myself anyway. Maybe one day years from now, we’ll meet in a coffee shop in a far away city somewhere and we could give it another shot*
Disclaimer: No estoy en ninguna forma asociada con la SM ni Super Junior. Esto es solo para diversión.
Notas: Es un trishot, es decir que de esto vienen dos más. Todos son propiedad de Hota-chan porque será la única capaz de hacerme escribir algo fuera del EunHae y el KangMin. Discúlpame por cómo salió Dx.
Título: El más inteligente de todos
Fandom: Super Junior
Personajes/Pairing: Kyu-Min
Género: Shota-Yaoi / AU, Fluff, Romance, Hurt
Clasificación: PG -este- pero es probable que aumente a NC-17 por relatos de situaciones de violencia
Advertencia: ¿Qué podría advertir? Creo que nada, no hay muertes. El Hurt no lo provoca uno de los protagonistas. Eso.
Resumen: We met at the wrong time. That’s what I keep telling myself anyway. Maybe one day years from now, we’ll meet in a coffee shop in a far away city somewhere and we could give it another shot*
Disclaimer: No estoy en ninguna forma asociada con la SM ni Super Junior. Esto es solo para diversión.
Notas: Es un trishot, es decir que de esto vienen dos más. Todos son propiedad de Hota-chan porque será la única capaz de hacerme escribir algo fuera del EunHae y el KangMin. Discúlpame por cómo salió Dx.
1
Huyng, ¿por qué eres bueno en todo?**
Se dio de lleno la frente contra la pierna de alguien. Fue sencillo identificar que era una persona porque las paredes son duras y uno no rebota sin que antes suene un fuerte golpe. Además, las paredes no te sujetan para no te caigas.
-¿Estás bien? –la pregunta resonó suave y calmada y cuando Kyuhyun abrió sus ojos se topó con un rostro desconocido. No obstante, la visión solo pudo dejarlo perplejo. Era igual de bonito que los príncipes en los cuentos que su mamá le contaba a su hermana. No, no. No era igual. Era distinto, pero Kyuhyun no conocía con qué más podría compararlo. Sus historias para dormir solían tener osos y guerreros -¿Estás perdido?
Kyuhyun bajó la cabeza, sin saber por qué se sentía avergonzado, y negó con rapidez sin decir una palabra. La voz había ido a parar a alguna parte en su estómago. Incluso tuvo miedo de haberla perdido para siempre.
Kyuhyun seguía sin moverse. Los puños los tenía apretados a la tela de sus pantaloncillos caquis que odiaba demasiado pero que su mamá insistía en ponérselos. Algún día los cortaría en pedacitos como hizo con aquella camisa de cuadros. Sus dedos, pequeños y redondos, se sujetaban a la prenda con la poca fuerza que sus brazos se lo permitían, pero Kyuhyun podía sentir cómo sus manos sudaban. Eso tampoco lo entendía.
-Mi nombre es Sungmin… ¿y el tuyo? –preguntó el joven, que se había agachado hasta quedar a su altura; pudo notarlo cuando la voz se escuchó desde muy cerca. Kyuhyun se mantuvo callado, sin saber por qué era tan difícil decir un nombre que ha sabido que es suyo desde que tiene memoria. Podía decir su apellido, al menos.
Pero Sungmin sonrió. Kyuhyun juró que pudo escuchar la risa del muchacho, sin necesidad de verla con sus propios ojos. La frente le dolía un poco, después del golpe, y la garganta le molestaba, sintiéndose reseca. De pronto, otras manos afirmaban sus brazos con seguridad y él solo pudo rogar que el mundo dejara de dar tantas vueltas en su cabeza.
-¡Ven! –dijo Sungmin al rato –Creo que será buena idea si buscamos a tu mamá.
La sugerencia fue recibida con el acto inmediato de sus músculos. No había notado lo rígido que estaba y el mareo que había sentido parecía ser producto de haber dejado de respirar. Kyuhyun siguió andando, hasta que recordó que su mamá seguía en su trabajo y que a quien deberían buscar era a su profesora y no estaba del todo seguro dónde podría encontrarla. Pero eso sería reconocer que estaba perdido y no lo haría. Un Cho jamás se pierde…, dijo una vez su papá, descubre un nuevo camino, que es diferente.
No obstante, Sungmin siguió llevándolo por el Centro Comercial, de local en local sin decir una palabra. A veces, interceptaba el camino con ligeras tonadas que no terminaban de salir de su garganta. Kyuhyun lo escuchaba con atención, mirando hacia sus zapatos deportivos, mientras su brazo era halado con delicadeza por todo el lugar.
Se olvidó mencionar que buscara en la Sala de Juegos, donde seguro había ido a parar su grupo. No quiso mencionar que también podrían buscar en alguna heladería o cerca de las salas de cine. Era la primera vez que salía de excursión con su escuela y no tenía claro dónde podrían estar. Y eso que él era el más inteligente de todos.
No se acuerda cuánto tiempo pasó hasta que Sungmin volvió a hablarle directamente, pero esta vez, temiendo que lo que había visto hubiera sido una aparición y que el muchacho no fuera el príncipe de uno de los cuentos de su hermana Ahra, se atrevió a mirarlo un poco más.
-Creo que sería buena idea si me dijeras cómo te llamas –sugirió Sungmin sin alterarse –así es más fácil encontrar a tus papás…
-Miss Jung –contestó, al fin, Kyuhyun con voz ligeramente más trémula de la acostumbrada. Era pequeño e inteligente y solía decir cosas sin pensarlas demasiado, lo que hacía que sus amigos se metieran con él y lo molestaran. No todos, eso lo sabía, pero sí algunos, los más grandes.
-¿Quién es Miss Jung? –preguntó Sungmin regalándole una sonrisa amistosa. ¿Cuántos años tendría ese hyung, de todas formas? Parecía más grande que él, porque era más alto, pero su rostro no parecía mayor al de su hermana. Tal vez no era un príncipe. Tal vez su amigo Donghae tenía razón y los extraterrestres existían. Pero eso no explicaba por qué no tiene una cabeza gigante, ni el rostro verdoso, ni la ropa de aluminio –Pequeño, ¿quién es Miss Jung?
-Kyuhyun –contestó en lugar de especificar sobre las particularidades de su maestra. Tuvo miedo de no haberse logrado explicar, porque, su cabeza seguía extraña. Pero el muchacho volvió a sonreír, un poco más bonito.
-Muy bien, Kyuhyun… ¿sabes cómo llegar a tu casa?
-¿Estás bien? –la pregunta resonó suave y calmada y cuando Kyuhyun abrió sus ojos se topó con un rostro desconocido. No obstante, la visión solo pudo dejarlo perplejo. Era igual de bonito que los príncipes en los cuentos que su mamá le contaba a su hermana. No, no. No era igual. Era distinto, pero Kyuhyun no conocía con qué más podría compararlo. Sus historias para dormir solían tener osos y guerreros -¿Estás perdido?
Kyuhyun bajó la cabeza, sin saber por qué se sentía avergonzado, y negó con rapidez sin decir una palabra. La voz había ido a parar a alguna parte en su estómago. Incluso tuvo miedo de haberla perdido para siempre.
Kyuhyun seguía sin moverse. Los puños los tenía apretados a la tela de sus pantaloncillos caquis que odiaba demasiado pero que su mamá insistía en ponérselos. Algún día los cortaría en pedacitos como hizo con aquella camisa de cuadros. Sus dedos, pequeños y redondos, se sujetaban a la prenda con la poca fuerza que sus brazos se lo permitían, pero Kyuhyun podía sentir cómo sus manos sudaban. Eso tampoco lo entendía.
-Mi nombre es Sungmin… ¿y el tuyo? –preguntó el joven, que se había agachado hasta quedar a su altura; pudo notarlo cuando la voz se escuchó desde muy cerca. Kyuhyun se mantuvo callado, sin saber por qué era tan difícil decir un nombre que ha sabido que es suyo desde que tiene memoria. Podía decir su apellido, al menos.
Pero Sungmin sonrió. Kyuhyun juró que pudo escuchar la risa del muchacho, sin necesidad de verla con sus propios ojos. La frente le dolía un poco, después del golpe, y la garganta le molestaba, sintiéndose reseca. De pronto, otras manos afirmaban sus brazos con seguridad y él solo pudo rogar que el mundo dejara de dar tantas vueltas en su cabeza.
-¡Ven! –dijo Sungmin al rato –Creo que será buena idea si buscamos a tu mamá.
La sugerencia fue recibida con el acto inmediato de sus músculos. No había notado lo rígido que estaba y el mareo que había sentido parecía ser producto de haber dejado de respirar. Kyuhyun siguió andando, hasta que recordó que su mamá seguía en su trabajo y que a quien deberían buscar era a su profesora y no estaba del todo seguro dónde podría encontrarla. Pero eso sería reconocer que estaba perdido y no lo haría. Un Cho jamás se pierde…, dijo una vez su papá, descubre un nuevo camino, que es diferente.
No obstante, Sungmin siguió llevándolo por el Centro Comercial, de local en local sin decir una palabra. A veces, interceptaba el camino con ligeras tonadas que no terminaban de salir de su garganta. Kyuhyun lo escuchaba con atención, mirando hacia sus zapatos deportivos, mientras su brazo era halado con delicadeza por todo el lugar.
Se olvidó mencionar que buscara en la Sala de Juegos, donde seguro había ido a parar su grupo. No quiso mencionar que también podrían buscar en alguna heladería o cerca de las salas de cine. Era la primera vez que salía de excursión con su escuela y no tenía claro dónde podrían estar. Y eso que él era el más inteligente de todos.
No se acuerda cuánto tiempo pasó hasta que Sungmin volvió a hablarle directamente, pero esta vez, temiendo que lo que había visto hubiera sido una aparición y que el muchacho no fuera el príncipe de uno de los cuentos de su hermana Ahra, se atrevió a mirarlo un poco más.
-Creo que sería buena idea si me dijeras cómo te llamas –sugirió Sungmin sin alterarse –así es más fácil encontrar a tus papás…
-Miss Jung –contestó, al fin, Kyuhyun con voz ligeramente más trémula de la acostumbrada. Era pequeño e inteligente y solía decir cosas sin pensarlas demasiado, lo que hacía que sus amigos se metieran con él y lo molestaran. No todos, eso lo sabía, pero sí algunos, los más grandes.
-¿Quién es Miss Jung? –preguntó Sungmin regalándole una sonrisa amistosa. ¿Cuántos años tendría ese hyung, de todas formas? Parecía más grande que él, porque era más alto, pero su rostro no parecía mayor al de su hermana. Tal vez no era un príncipe. Tal vez su amigo Donghae tenía razón y los extraterrestres existían. Pero eso no explicaba por qué no tiene una cabeza gigante, ni el rostro verdoso, ni la ropa de aluminio –Pequeño, ¿quién es Miss Jung?
-Kyuhyun –contestó en lugar de especificar sobre las particularidades de su maestra. Tuvo miedo de no haberse logrado explicar, porque, su cabeza seguía extraña. Pero el muchacho volvió a sonreír, un poco más bonito.
-Muy bien, Kyuhyun… ¿sabes cómo llegar a tu casa?
*♦*♦*♦*
Resultó que Kyuhyun sí sabía llegar a su casa. No por nada, era realmente el más inteligente de su curso.
Resultó también que después de poder decirle su nombre, Kyuhyun recuperó el habla y empezaron a conversar de muchas cosas importantes. Le contó que ese día, su curso había realizado una excursión a la exposición sobre mariposas, pero que él se aburrió y pensó ir a jugar un rato. Le dijo su sabor favorito de helado, su postre favorito, su comida picante favorita y su restaurante favorito. Le relató sobre esa vez en la que Donghae, que es su amigo desde que entró a la escuela, se quedó encerrado en un casillero sin que nadie supiera cómo se metió ahí; pero él, que era muy inteligente, tenía la sospecha de que lo ayudó Hyukjae, que era otro de sus amigos, pero con cara de mono.
Eran tan bobos juntos, había dicho Kyuhyun haciendo que Sungmin se riera, que no entendía cómo sus mamás los dejaban seguir siendo amigos.
No tardaron en llegar. Era lo bueno de vivir en una zona donde todo quedaba relativamente cerca. Cuando Kyuhyun divisó su casa, se dio cuenta que habría preferido demorarse más y que tal vez no era tan inteligente como suponía.
-Espero que ya no te alejes de tu grupo –comentó Sungmin antes de darle la espalda y tomar el camino de regreso.
-¡Hyung! –llamó Kyuhyun, alcanzándolo en la mitad. Cuando Sungmin se giró de nuevo, Kyuhyun se quedó quieto a pocos metros de él. Cuando Sungmin sonrió ligeramente, con la cabeza ladeada y algo confuso, Kyuhyun se volvió a agarrar la tela de sus pantalones, antes de inclinarse hacia adelante y hacer una reverencia respetuosa. Debía sentirse orgulloso, pensó Kyuhyun con los ojos cerrados, él no hacía eso con todo el mundo ni cuando su mamá se enojaba.
Pocos segundos después, salió corriendo de vuelta a su casa sin mirar hacia atrás.
Se perdió la expresión de ternura con la que Sungmin lo miraba marchar.
Resultó también que después de poder decirle su nombre, Kyuhyun recuperó el habla y empezaron a conversar de muchas cosas importantes. Le contó que ese día, su curso había realizado una excursión a la exposición sobre mariposas, pero que él se aburrió y pensó ir a jugar un rato. Le dijo su sabor favorito de helado, su postre favorito, su comida picante favorita y su restaurante favorito. Le relató sobre esa vez en la que Donghae, que es su amigo desde que entró a la escuela, se quedó encerrado en un casillero sin que nadie supiera cómo se metió ahí; pero él, que era muy inteligente, tenía la sospecha de que lo ayudó Hyukjae, que era otro de sus amigos, pero con cara de mono.
Eran tan bobos juntos, había dicho Kyuhyun haciendo que Sungmin se riera, que no entendía cómo sus mamás los dejaban seguir siendo amigos.
No tardaron en llegar. Era lo bueno de vivir en una zona donde todo quedaba relativamente cerca. Cuando Kyuhyun divisó su casa, se dio cuenta que habría preferido demorarse más y que tal vez no era tan inteligente como suponía.
-Espero que ya no te alejes de tu grupo –comentó Sungmin antes de darle la espalda y tomar el camino de regreso.
-¡Hyung! –llamó Kyuhyun, alcanzándolo en la mitad. Cuando Sungmin se giró de nuevo, Kyuhyun se quedó quieto a pocos metros de él. Cuando Sungmin sonrió ligeramente, con la cabeza ladeada y algo confuso, Kyuhyun se volvió a agarrar la tela de sus pantalones, antes de inclinarse hacia adelante y hacer una reverencia respetuosa. Debía sentirse orgulloso, pensó Kyuhyun con los ojos cerrados, él no hacía eso con todo el mundo ni cuando su mamá se enojaba.
Pocos segundos después, salió corriendo de vuelta a su casa sin mirar hacia atrás.
Se perdió la expresión de ternura con la que Sungmin lo miraba marchar.
*♦*♦*♦*
Kyuhyun volvió a ver a Sungmin una semana después de aquél incidente en el Centro Comercial. Lo encontró en una de las canchas deportivas cercanas a su casa. Entre todo ese gentío de chicos corriendo tras una pelota, a Kyuhyun, de todos modos, se le hizo sencillo reconocerlo.
¡Era fácil! Nadie más parecía un príncipe de los cuentos de Ahra.
Esta vez iba con su hermanita, mientras ambos saboreaban un helado de vainilla y chocolate de regreso. Kyuhyun la sujetaba con fuerza de una mano, mientras intentaba con su lengua que el dulce no se terminara de derretir en la otra.
No obstante, cuando lo reconoció, jugando y gritando con los demás, el helado terminó más debajo de lo que esperaba cualquiera haciendo que su hermanita lanzara un gritito asustado al verlo desperdigado por el piso.
Se quedaron un buen rato. Ahra aburrida se había soltado y empezado a jugar entre las rejas que tenía delante y que los separaban del grupo de chicos que jugaban a la pelota. También entonaba una canción de cuna que su mamá solía cantarles cuando iban a dormir.
Sungmin se dio cuenta de aquellos dos pequeños, cuando otro amigo se le acercó y señaló a sus dos espectadores. No era extraño que la gente se quedara cerca a verlos jugar, en especial si eran conocidos suyos, pero las edades tan tempranas de la concurrencia repentina había llamado la atención al grupo. No que realmente les importaba, pero era un dato curioso que resaltar antes de seguir corriendo tras de la pelota.
Pero Sungmin reconoció a uno de ellos y se quedó observándolo unos minutos. Solo pocos, antes de saludar con un movimiento de su mano y largarse a seguir jugando con sus amigos. Sonreía, pero Kyuhyun se dio cuenta de que ese hyung siempre sonreía.
Después de que Ahra le rogara y le exigiera llevarla a casa a ver comiquitas, Kyuhyun se vio obligado a emprender de vuelta el camino.
Fue cuando se dio cuenta de que ya no tenía helado del que disfrutar.
Esta vez, Kyuhyun iba más atento que las otras dos ocasiones porque iba con la esperanza de verlo de nuevo. Si se habían visto en el Centro Comercial y luego en aquella cancha, se le ocurrió que debía vivir cerca. No por nada era el niño más inteligente de su clase.
Iba con su uniforme de camisa blanca y mangas cortas, con el pantalón gris y los zapatos negros bien lustrados. Su maleta iba colgada en ambos hombros y caminaba con resolución directo a la Escuela. No podía faltar aunque se encontrara con ese hyung, pero al menos sabría dónde podría encontrarlo.
No era una calle concurrida de autos y la escuela quedaba relativamente cerca, además de que la mayoría de los chicos de su edad estudiaban en el mismo lugar, por lo que tampoco iba solo. Había insistido tanto en que lo dejaran por su cuenta, que su papá había dicho algo como "Un Cho no necesita quién lo guíe a su destino, porque sus pies reconocen por donde deben pisar" y contra eso, extrañamente, no había quién se opusiera. Ni siquiera su mamá con todos sus alegatos. Su familia era un tanto… ¿especial? Bueno, en realidad eso no importaba. No cambiaría a su familia por nada. Su papá jugaba con él y su mamá cocinaba delicioso. Ahra no lo hacía mal como hermana menor tampoco.
Sin mucho más andar, sus pasos se detuvieron y su cuerpo fue otra vez víctima de esa extraña paralización que lo invadió las veces anteriores, cuando vio a quien buscaba saliendo de una de las casas que adornaban el extremo derecho de la calle. Vestía uniforme también, aunque éste era distinto, negro completo, asemejándose aún más a aquellos cuentos que había empezado a escuchar junto con su hermana. De pronto Kyuhyun se despertó y empezó a correr cuando se dio cuenta que Sungmin-hyung se subía a una bicicleta y emprendía la marcha.
¡Perdería su oportunidad!
Corrió lo que pudo, con el peso de su mochila en sus hombros y sus piernas más cortas de lo conveniente, pero no logró alcanzarlo. Se detuvo un rato después, justo antes de llegar a una esquina que tenía una gran señal roja que hacía que la gente y los autos se detuvieran. Lo vio seguir hasta la cuadra siguiente y girar a la derecha, para desaparecer de su vista y provocarle una sensación de pérdida que Kyuhyun confundió con hambre.
Era muy pequeño para entender ciertas cosas.
Se había acostumbrado a tener que correr un poco desde su casa para poder alcanzarlo antes de que se montara sobre la bicicleta. Habían hablado brevemente y se habían despedido con rapidez. Sungmin siempre le regalaba una última sonrisa cuando alcanzaba la señal roja de la esquina.
La profesora les había dado la consigna de dibujar lo que más les gustara a cada uno y Kyuhyun dedujo que, ya que le gustaban muchas cosas, necesitaría de muchísimos lápices de colores para decorarlo. Pero eso no lograba entender su amigo, porque era un poco tonto.
-¡Yah, Kyuhyun! ¡Esos lápices de colores son de Hyukkie! –reclamó otro niño, sentado al otro extremo y él rodó los ojos aburrido. No era raro que Donghae saliera siempre a la defensa -¿Verdad? –esta vez la pregunta se la dirigió en voz baja a Hyukjae, como para verificar que no le pertenecieran a nadie más.
El otro afirmó con su cabeza lentamente. Su boca temblaba amenazante y sus ojos se habían puesto muy cristalinos, lo que le provocó a Kyuhyun un repentino escalofrío. No había nada que detestara más en el mundo que estar cerca de niños que lloraran. Ni siquiera Ahra se libraba de eso y cada que ella salía bramando y derramando lágrimas, él corría espantado a esconderse debajo de su cama.
Fue por eso por lo que soltó todos los lápices de colores y prefirió dejar su dibujo lleno de cosas diferentes sin pintar. Igual, pensó a modo de consuelo, había logrado rellenar de colores una gran medialuna invertida que representaba a la sonrisa más bonita que había visto en su vida.
Fue en finales de marzo cuando volvió a verlo.
-¡Hyung! –llamó a pocos pasos de Sungmin, sosteniendo el timón de su bicicleta. Pero éste hyung era un poco distinto, menos sonriente de lo normal -¿Hyung?
-Hola, Kyuhyun –contestó Sungmin regalándole una sonrisa un poco triste y bastante cansada. Se montó sobre su bicicleta, haciendo una mueca de dolor que asombró a Kyuhyun, quien estaba pendiente de sus actos –Debo irme ya.
-Pe-pero… hyung…
Todas las otras veces, habían hablado poco. No obstante, esta vez, Kyuhyun tenía la esperanza de que pudiera saber por qué no lo vio durante tantos meses. Y ahora que lo encontraba, su hyung se veía distinto, como otra persona, una menos alegre, menos real.
Kyuhyun siempre le contaba sobre su escuela, sobre sus amigos que se metían en problemas por no poder quedarse quietos. Le conversaba de su hermanita y de los dichos que tenía su papá acerca de los Cho. Y Sungmin solía escucharlo y reírse, con un sonido que le recordaba al cantar de los pájaros en primavera. Y a veces él también le conversaba sobre sus cosas en el colegio, sobre algunos amigos que él quería mucho y Kyuhyun había deseado preguntarle si él era uno de ellos, pero se había mordido lengua dos, tres, mil veces.
Tenía miedo de la respuesta.
Porque Kyuhyun era un niño de ocho años y Sungmin era casi un adulto. Sabía más cosas que él, y eso que él era el niño más inteligente de su curso. Pero no se podía comparar con su hyung.
Lo vio marcharse de nuevo, sin decir nada más. No hubo sonrisa al llegar a la esquina.
Invierno, primavera, verano y otoño.
Un año, otro más y otro le siguió a ese.
Kyuhyun creció, mucho más que sus dos amigos, aunque siguieron siéndolo. Pasó de la escuela a la secundaria. Corrió como la mayoría de las clases a otras clases más, de guitarra, de piano, de canto. No se quedó en ninguna.
Se metió en problemas en vacaciones. Casi incendia su casa, cuando quisieron hacer una fogata en otoño. Hizo que Ahra llorara cuando la acusó con sus papás de estarse encontrando con alguien en secreto. No se perdonó ver llorar a su hermana y ahora la cama le quedaba muy chica para poder esconderse debajo de ella.
-Oye… –había dicho su papá cuando lo descubrió llorando a medianoche- No te preocupes tanto -sugirió mientras pasaba el brazo por sus hombros, en un gesto confortante -Somos Cho y ese es un lazo tan fuerte que no lo romperá una decisión, no importa cuál sea.
Kyuhyun lloraba por ella y por muchas otras cosas más.
Regresaron las clases, el frío, las lluvias. Los helados fueron cambiándose por refrescos y éstos, luego, por cervezas heladas para matar el calor.
Las conversaciones se hicieron más graciosas, pero también se fueron haciendo más serias.
Kyuhyun seguía pasando por aquella calle, ahora mucho más transitada que cuando era un niño. Se detenía delante de una casa y miraba hacia ella, intentando ver algo detrás de sus cortinas cerradas.
De pronto escuchó a su mamá comentar que había movimiento en una de las casas del lugar. Salió corriendo, dejando libros y cuadernos en medio de la mesa del comedor. No se cambió de zapatos. Al acercarse notó gente entrando y saliendo, con las manos llenas de cosas. Se mudaban. Una señora, un señor, una chica, un perro. Nadie más.
A Kyuhyun dejó de interesarle aquella casa.
Lo vio pasar cuando él estaba sentado en una de las mesas de un local, comiendo tallarines.
Iba riendo, tan distinto a la última vez que lo vio.
¡Tan distinto!
Pero su risa, así, cantarina como pocas, no la olvidaría jamás. De eso estaba seguro. Era su hyung, el que lo rescató en aquél centro comercial, al que no le daba vergüenza que lo vieran hablando con un mocoso. Que lo escuchaba atento, que le compartía algunas cosas de su vida, que le regalaba sonrisas. Muchas sonrisas.
Y de nuevo aquella paralización física lo invadió, con los palillos a centímetros de su boca, con ésta abierta para engullir su alimento, con la mirada enfocada hacia la espalda del sujeto que se alejaba.
Y una vez más, eso le regresó el movimiento.
-¡¿Hyung?! –Kyuhyun supo que eso más que una llamada fue un grito: un grito desesperado. Pero no le importó, como no le importó dejar su comida abandonada sobre la mesa, ni le importó que en diez minutos debía salir hacia su trabajo de medio tiempo. No le importó nada porque su hyung se había girado y lo miraba reconociéndolo.
Y ahí, en medio de miles de preguntas danzando en sus pupilas, una sonrisa apareció.
Sí, definitivamente, era una de las cosas más bonitas que había visto.
To be continued...
*: Fragmento de la película Eternal Sunshine of the Spotless Mind
**: Lo dijo Kyuhyun, en Memory in Hawaii, cuando Sungmin daba vueltas en el trampolín.
¡Era fácil! Nadie más parecía un príncipe de los cuentos de Ahra.
Esta vez iba con su hermanita, mientras ambos saboreaban un helado de vainilla y chocolate de regreso. Kyuhyun la sujetaba con fuerza de una mano, mientras intentaba con su lengua que el dulce no se terminara de derretir en la otra.
No obstante, cuando lo reconoció, jugando y gritando con los demás, el helado terminó más debajo de lo que esperaba cualquiera haciendo que su hermanita lanzara un gritito asustado al verlo desperdigado por el piso.
Se quedaron un buen rato. Ahra aburrida se había soltado y empezado a jugar entre las rejas que tenía delante y que los separaban del grupo de chicos que jugaban a la pelota. También entonaba una canción de cuna que su mamá solía cantarles cuando iban a dormir.
Sungmin se dio cuenta de aquellos dos pequeños, cuando otro amigo se le acercó y señaló a sus dos espectadores. No era extraño que la gente se quedara cerca a verlos jugar, en especial si eran conocidos suyos, pero las edades tan tempranas de la concurrencia repentina había llamado la atención al grupo. No que realmente les importaba, pero era un dato curioso que resaltar antes de seguir corriendo tras de la pelota.
Pero Sungmin reconoció a uno de ellos y se quedó observándolo unos minutos. Solo pocos, antes de saludar con un movimiento de su mano y largarse a seguir jugando con sus amigos. Sonreía, pero Kyuhyun se dio cuenta de que ese hyung siempre sonreía.
Después de que Ahra le rogara y le exigiera llevarla a casa a ver comiquitas, Kyuhyun se vio obligado a emprender de vuelta el camino.
Fue cuando se dio cuenta de que ya no tenía helado del que disfrutar.
*♦*♦*♦*
Lo encontró una tercera vez.Esta vez, Kyuhyun iba más atento que las otras dos ocasiones porque iba con la esperanza de verlo de nuevo. Si se habían visto en el Centro Comercial y luego en aquella cancha, se le ocurrió que debía vivir cerca. No por nada era el niño más inteligente de su clase.
Iba con su uniforme de camisa blanca y mangas cortas, con el pantalón gris y los zapatos negros bien lustrados. Su maleta iba colgada en ambos hombros y caminaba con resolución directo a la Escuela. No podía faltar aunque se encontrara con ese hyung, pero al menos sabría dónde podría encontrarlo.
No era una calle concurrida de autos y la escuela quedaba relativamente cerca, además de que la mayoría de los chicos de su edad estudiaban en el mismo lugar, por lo que tampoco iba solo. Había insistido tanto en que lo dejaran por su cuenta, que su papá había dicho algo como "Un Cho no necesita quién lo guíe a su destino, porque sus pies reconocen por donde deben pisar" y contra eso, extrañamente, no había quién se opusiera. Ni siquiera su mamá con todos sus alegatos. Su familia era un tanto… ¿especial? Bueno, en realidad eso no importaba. No cambiaría a su familia por nada. Su papá jugaba con él y su mamá cocinaba delicioso. Ahra no lo hacía mal como hermana menor tampoco.
Sin mucho más andar, sus pasos se detuvieron y su cuerpo fue otra vez víctima de esa extraña paralización que lo invadió las veces anteriores, cuando vio a quien buscaba saliendo de una de las casas que adornaban el extremo derecho de la calle. Vestía uniforme también, aunque éste era distinto, negro completo, asemejándose aún más a aquellos cuentos que había empezado a escuchar junto con su hermana. De pronto Kyuhyun se despertó y empezó a correr cuando se dio cuenta que Sungmin-hyung se subía a una bicicleta y emprendía la marcha.
¡Perdería su oportunidad!
Corrió lo que pudo, con el peso de su mochila en sus hombros y sus piernas más cortas de lo conveniente, pero no logró alcanzarlo. Se detuvo un rato después, justo antes de llegar a una esquina que tenía una gran señal roja que hacía que la gente y los autos se detuvieran. Lo vio seguir hasta la cuadra siguiente y girar a la derecha, para desaparecer de su vista y provocarle una sensación de pérdida que Kyuhyun confundió con hambre.
Era muy pequeño para entender ciertas cosas.
*♦*♦*♦*
Hubo una cuarta y también una quinta, así, hasta llegar al décimo encuentro.Se había acostumbrado a tener que correr un poco desde su casa para poder alcanzarlo antes de que se montara sobre la bicicleta. Habían hablado brevemente y se habían despedido con rapidez. Sungmin siempre le regalaba una última sonrisa cuando alcanzaba la señal roja de la esquina.
*♦*♦*♦*
-¡Yah, Kyuhyun! –Hyukjae, un pequeño de cabello oscuro que caía como un hongo alrededor de su cabeza, y una sonrisa traviesa, lo miraba con gesto reprobatorio mientras su compañero de mesa abarcaba todos los lápices de colores.La profesora les había dado la consigna de dibujar lo que más les gustara a cada uno y Kyuhyun dedujo que, ya que le gustaban muchas cosas, necesitaría de muchísimos lápices de colores para decorarlo. Pero eso no lograba entender su amigo, porque era un poco tonto.
-¡Yah, Kyuhyun! ¡Esos lápices de colores son de Hyukkie! –reclamó otro niño, sentado al otro extremo y él rodó los ojos aburrido. No era raro que Donghae saliera siempre a la defensa -¿Verdad? –esta vez la pregunta se la dirigió en voz baja a Hyukjae, como para verificar que no le pertenecieran a nadie más.
El otro afirmó con su cabeza lentamente. Su boca temblaba amenazante y sus ojos se habían puesto muy cristalinos, lo que le provocó a Kyuhyun un repentino escalofrío. No había nada que detestara más en el mundo que estar cerca de niños que lloraran. Ni siquiera Ahra se libraba de eso y cada que ella salía bramando y derramando lágrimas, él corría espantado a esconderse debajo de su cama.
Fue por eso por lo que soltó todos los lápices de colores y prefirió dejar su dibujo lleno de cosas diferentes sin pintar. Igual, pensó a modo de consuelo, había logrado rellenar de colores una gran medialuna invertida que representaba a la sonrisa más bonita que había visto en su vida.
*♦*♦*♦*
El verano dio paso al otoño y éste al invierno. Kyuhyun salió de vacaciones un par de semanas, para las fiestas, y regresó cuando la nieve parecía llegarle hasta las pantorrillas. Se entretuvo con sus clases y con jugar a la guerra en los recreos. Hizo las tareas y comió galletas con chocolate caliente en su casa. Llevó a Ahra a hacer un muñeco de nieve y observó cómo éste se derretía con el entrar de la primavera.Fue en finales de marzo cuando volvió a verlo.
-¡Hyung! –llamó a pocos pasos de Sungmin, sosteniendo el timón de su bicicleta. Pero éste hyung era un poco distinto, menos sonriente de lo normal -¿Hyung?
-Hola, Kyuhyun –contestó Sungmin regalándole una sonrisa un poco triste y bastante cansada. Se montó sobre su bicicleta, haciendo una mueca de dolor que asombró a Kyuhyun, quien estaba pendiente de sus actos –Debo irme ya.
-Pe-pero… hyung…
Todas las otras veces, habían hablado poco. No obstante, esta vez, Kyuhyun tenía la esperanza de que pudiera saber por qué no lo vio durante tantos meses. Y ahora que lo encontraba, su hyung se veía distinto, como otra persona, una menos alegre, menos real.
Kyuhyun siempre le contaba sobre su escuela, sobre sus amigos que se metían en problemas por no poder quedarse quietos. Le conversaba de su hermanita y de los dichos que tenía su papá acerca de los Cho. Y Sungmin solía escucharlo y reírse, con un sonido que le recordaba al cantar de los pájaros en primavera. Y a veces él también le conversaba sobre sus cosas en el colegio, sobre algunos amigos que él quería mucho y Kyuhyun había deseado preguntarle si él era uno de ellos, pero se había mordido lengua dos, tres, mil veces.
Tenía miedo de la respuesta.
Porque Kyuhyun era un niño de ocho años y Sungmin era casi un adulto. Sabía más cosas que él, y eso que él era el niño más inteligente de su curso. Pero no se podía comparar con su hyung.
Lo vio marcharse de nuevo, sin decir nada más. No hubo sonrisa al llegar a la esquina.
*♦*♦*♦*
Primavera, verano, otoño, invierno.Invierno, primavera, verano y otoño.
Un año, otro más y otro le siguió a ese.
Kyuhyun creció, mucho más que sus dos amigos, aunque siguieron siéndolo. Pasó de la escuela a la secundaria. Corrió como la mayoría de las clases a otras clases más, de guitarra, de piano, de canto. No se quedó en ninguna.
Se metió en problemas en vacaciones. Casi incendia su casa, cuando quisieron hacer una fogata en otoño. Hizo que Ahra llorara cuando la acusó con sus papás de estarse encontrando con alguien en secreto. No se perdonó ver llorar a su hermana y ahora la cama le quedaba muy chica para poder esconderse debajo de ella.
-Oye… –había dicho su papá cuando lo descubrió llorando a medianoche- No te preocupes tanto -sugirió mientras pasaba el brazo por sus hombros, en un gesto confortante -Somos Cho y ese es un lazo tan fuerte que no lo romperá una decisión, no importa cuál sea.
Kyuhyun lloraba por ella y por muchas otras cosas más.
Regresaron las clases, el frío, las lluvias. Los helados fueron cambiándose por refrescos y éstos, luego, por cervezas heladas para matar el calor.
Las conversaciones se hicieron más graciosas, pero también se fueron haciendo más serias.
Kyuhyun seguía pasando por aquella calle, ahora mucho más transitada que cuando era un niño. Se detenía delante de una casa y miraba hacia ella, intentando ver algo detrás de sus cortinas cerradas.
*♦*♦*♦*
Un año, dos, otro más.De pronto escuchó a su mamá comentar que había movimiento en una de las casas del lugar. Salió corriendo, dejando libros y cuadernos en medio de la mesa del comedor. No se cambió de zapatos. Al acercarse notó gente entrando y saliendo, con las manos llenas de cosas. Se mudaban. Una señora, un señor, una chica, un perro. Nadie más.
A Kyuhyun dejó de interesarle aquella casa.
*♦*♦*♦*
A los 16 años de edad, Kyuhyun volvió a encontrarse con Sungmin.Lo vio pasar cuando él estaba sentado en una de las mesas de un local, comiendo tallarines.
Iba riendo, tan distinto a la última vez que lo vio.
¡Tan distinto!
Pero su risa, así, cantarina como pocas, no la olvidaría jamás. De eso estaba seguro. Era su hyung, el que lo rescató en aquél centro comercial, al que no le daba vergüenza que lo vieran hablando con un mocoso. Que lo escuchaba atento, que le compartía algunas cosas de su vida, que le regalaba sonrisas. Muchas sonrisas.
Y de nuevo aquella paralización física lo invadió, con los palillos a centímetros de su boca, con ésta abierta para engullir su alimento, con la mirada enfocada hacia la espalda del sujeto que se alejaba.
Y una vez más, eso le regresó el movimiento.
-¡¿Hyung?! –Kyuhyun supo que eso más que una llamada fue un grito: un grito desesperado. Pero no le importó, como no le importó dejar su comida abandonada sobre la mesa, ni le importó que en diez minutos debía salir hacia su trabajo de medio tiempo. No le importó nada porque su hyung se había girado y lo miraba reconociéndolo.
Y ahí, en medio de miles de preguntas danzando en sus pupilas, una sonrisa apareció.
Sí, definitivamente, era una de las cosas más bonitas que había visto.
To be continued...
*: Fragmento de la película Eternal Sunshine of the Spotless Mind
**: Lo dijo Kyuhyun, en Memory in Hawaii, cuando Sungmin daba vueltas en el trampolín.
Última edición por Elfnamorada el Lun Ene 20, 2014 2:21 pm, editado 2 veces (Razón : Segunda corrección)
Elfnamorada- Moderador
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Re: {Super Junior/KyuMin}El más inteligente de todos {2/3}
Elfnamorada escribió:
-¡¿Hyung?! –Kyuhyun supo que eso más que una llamada fue un grito: un grito desesperado.
¡Ay! ¿por qué me dejas así? ¡Te odio!
SungMin ¿qué te pasó todo este tiempo?
KyuHyun no lo dejes escapar
SungMin SuugMin
Lo amé/amo/amaré.
Escribes hermoso.
Dame más.
Ok, comentario decente(?)
Al principio estaba con expresiones similares a "no me gusta mucho cuando son niño, no sé, ellos son felices sin amor"; luego sentía la emoción de KyuHyun por verle siempre, es como tener un juguete nuevo o algo, un amigo nuevo, así como cuando conoces una ELF hardcore con quien puedes entablar más de una couple oficial.
Confundir el sentimiento con hambre fue el toque inocente ideal de KyuHyun a su edad.
SungMin se volvio agrio... ¿POR QUÉ? no, es que no, bueno sí, SungMin es emo de vez en cuando y todo, y suele deprimirse por cosas insignificantes como quedar encerrado en el baño(?) o ser sacado de la cuadrilla de baile en bonamana(?) pero no sé. Exijo una explicación.
KyuHyun buscandolo siempre me pareció adorable en su totalidad porque el no sabia el porqué, estar con su hyung era indescifrablemente cómodo. Pero él volvió así que mientras me comeré el codo esperando... ¡bien!
La narraión paso de ser inocentemente tierna a inocentemente triste o al menos para mi, que cuando SungMin ya no estuvo me sentí bastante triste, aparte de limpia y bonita.
PD: el nombre de la hermana de CHO también se me olvida (?)
Al principio estaba con expresiones similares a "no me gusta mucho cuando son niño, no sé, ellos son felices sin amor"; luego sentía la emoción de KyuHyun por verle siempre, es como tener un juguete nuevo o algo, un amigo nuevo, así como cuando conoces una ELF hardcore con quien puedes entablar más de una couple oficial.
Confundir el sentimiento con hambre fue el toque inocente ideal de KyuHyun a su edad.
SungMin se volvio agrio... ¿POR QUÉ? no, es que no, bueno sí, SungMin es emo de vez en cuando y todo, y suele deprimirse por cosas insignificantes como quedar encerrado en el baño(?) o ser sacado de la cuadrilla de baile en bonamana(?) pero no sé. Exijo una explicación.
KyuHyun buscandolo siempre me pareció adorable en su totalidad porque el no sabia el porqué, estar con su hyung era indescifrablemente cómodo. Pero él volvió así que mientras me comeré el codo esperando... ¡bien!
La narraión paso de ser inocentemente tierna a inocentemente triste o al menos para mi, que cuando SungMin ya no estuvo me sentí bastante triste, aparte de limpia y bonita.
PD: el nombre de la hermana de CHO también se me olvida (?)
Última edición por gaseumi92 el Lun Ene 20, 2014 2:52 pm, editado 1 vez (Razón : Mi comentario era un desastre)
gaseumi92- Staff de Betas
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Re: {Super Junior/KyuMin}El más inteligente de todos {2/3}
amé esto! me alegra que hayas decidido compartirlo, es la primera vez que leo un KyuMin en el que me da tanta ternurita Kyuhyun de pequeño, normalmente es Sungmin xD por un momento pensé que era guardia del centro comercial, ya después mis dudas se disiparon. El punto central, en mi humilde opinión, fue la sonrisa, con ese gesto se logró cautivar a un niño que se fue interesando cada día más en un completo desconocido, no sé como explicarlo, pero me has hecho sentir cosas muy bonitas *en el buen sentido de mi idea*
Me mataste con esto:
me desesperan horrible los llantos de los niños, me dan ganas de aventarlos por una ventana.
Espero que subas la continuación pronto, me has dejado con la duda de la vida de Sungmin y lo que pasó para que ese día no le regalara una sonrisa a Cho.
cuídate! O/
Me mataste con esto:
Elfnamorada escribió: No había nada que detestara más en el mundo que estar cerca de niños que lloraran. Ni siquiera Ahra se libraba de eso y cada que ella salía bramando y derramando lágrimas, él corría espantado a esconderse debajo de su cama.
me desesperan horrible los llantos de los niños, me dan ganas de aventarlos por una ventana.
Espero que subas la continuación pronto, me has dejado con la duda de la vida de Sungmin y lo que pasó para que ese día no le regalara una sonrisa a Cho.
cuídate! O/
moyema- Staff de Betas
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Re: {Super Junior/KyuMin}El más inteligente de todos {2/3}
Caracola escribió:Es un trishot, es decir que de esto vienen dos más. Todos son propiedad de Hota-chan porque será la única capaz de hacerme escribir algo fuera del EunHae y el KangMin. Discúlpame por cómo salió Dx.
Lloré. Lloré, ¿ok? Esto es bello, y me refiero al gesto (la historia es bellísima también, pero vamos en orden, ¿te parece?<3). Nadie me da KyuMin, y el último que leí creo que fue hace ya varios meses. No lo sé solo, me siento contenta, honrada, maravillada, de que me des esto. Sé que ya no los shippeas
Adoré muchas cosas de la historia y quise quotearlas(?) todas pero la verdad es que resultaba que adoré cada línea así que maluco repetir el capítulo entero en el post, ¿verdad? Por lo que tuve que fragmentar mi alma y elegir unos pedacitos que me hicieron gritar y revolcarme en la cama. Aquí van:
Caracola escribió:Iba con su uniforme de camisa blanca y mangas cortas, con el pantalón gris y los zapatos negros bien lustrados. Su maleta iba colgada en ambos hombros y caminaba con resolución directo a la Escuela. No podía faltar aunque se encontrara con ese hyung, pero al menos sabría dónde podría encontrarlo.
PROTOTIPO PERFECTO DE NIÑO SHOTA. Morí, ¿ok? Morí. A veces creo que tengo instintos de pedófila (no lo tomen a mal), pero yo no sé qué tienen los niños que me pueden en estas y otras contadas situaciones. Encuentro belleza en sus almas que pueden ser tan contradictorias, ellos son desde el ser más puro hasta el más vil. Los niños son tan curiosos en sí mismos que a veces creo que es todo lo que necesitamos para vivir, pero bien, ando desvariando. El punto es que me derretí con esa descripción. Fue tan manga(?) ;A;. Luego vino esto:
Caracola escribió:Lo vio seguir hasta la cuadra siguiente y girar a la derecha, para desaparecer de su vista y provocarle una sensación de pérdida que Kyuhyun confundió con hambre.
Era muy pequeño para entender ciertas cosas.
No puedo con su inocencia. Me lastima, o sea, es que no sé cómo expresarlo. Es adorable hasta la muerte. pero esto, ESTO, fue la perdición:
Caracola escribió:La profesora les había dado la consigna de dibujar lo que más les gustara a cada uno y Kyuhyun dedujo que, ya que le gustaban muchas cosas, necesitaría de muchísimos lápices de colores para decorarlo. Pero eso no lograba entender su amigo, porque era un poco tonto.
LOS COLORES ALDDKA. La forma infantil en que se aferra a ellos y el hecho de que es tan egoísta. Kyu se sintió tan real en su papel de niño que he caído rendida a sus pies. La forma en que infla su pecho, orgullosito, porque es el niño más inteligente de su curso y se aferra a eso como verdad absoluta como para poderse sentir mejor al lado de Min, no sé... me llegó. ;e imagino su sonrisita adorable y arrogante mientras piensa lo inteligente que es y lo tonto que es DongHae y me muero de risa, amor, dulzura y todo al mismo tiempo. Demasiados feelings para un tarrito tan pequeño; si se agrieta te paso la factura.
Quiero saber muchas cosas, como por qué Min dejó de sonreírle antes de perderse para siempre, por qué se fue, por qué volvió, por qué nunca lo olvidó y por qué la primera vez dejó de mirarlo con ternura.
No quiero que pienses que ando desesperada pero SÍ, LO ESTOY. No me dejes así, por favor dame respuestas. Quiero ver cómo es Min ahora, ¿Qué sonría igual lo sigue haciendo el mismo de antaño? ¿con quién sonríe ahora? ¿cómo se desenvolverá Kyu, dirá que sigue siendo el más inteligente de su clase? Es tan noble y sensible que temo por él.
Te amo.
Eso. Creo que nada de lo que dije tiene coherencia pero es tu culpa mujer. Gracias infinitas por esto, en verdad. De veras. Gracias<3.
moyema escribió:me desesperan horrible los llantos de los niños, me dan ganas de aventarlos por una ventana.
Reiré por eso eternamente.
Hota-chan- Staff de Betas
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Re: {Super Junior/KyuMin}El más inteligente de todos {2/3}
Autor(a): Caracola - Elfnamorada - Yo
Título: El más inteligente de todos
Fandom: Super Junior
Personajes/Pairing: Kyu-Min
Género: Shota-Yaoi / AU, Fluff, Romance, Hurt
Clasificación: NC-17 por lenguaje sexual
Advertencia: Kim Kibum= Key
Resumen: We met at the wrong time. That’s what I keep telling myself anyway. Maybe one day years from now, we’ll meet in a coffee shop in a far away city somewhere and we could give it another shot
Disclaimer: No estoy en ninguna forma asociada con la SM ni Super Junior. Esto es solo para diversión.
Notas: Seguiré pidiéndole disculpas a Hota-chan por esto.
Título: El más inteligente de todos
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Personajes/Pairing: Kyu-Min
Género: Shota-Yaoi / AU, Fluff, Romance, Hurt
Clasificación: NC-17 por lenguaje sexual
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Resumen: We met at the wrong time. That’s what I keep telling myself anyway. Maybe one day years from now, we’ll meet in a coffee shop in a far away city somewhere and we could give it another shot
Disclaimer: No estoy en ninguna forma asociada con la SM ni Super Junior. Esto es solo para diversión.
Notas: Seguiré pidiéndole disculpas a Hota-chan por esto.
2.
Así que, supongo que somos quienes somos por un sinfín de razones.
Y tal vez nunca las conoceremos todas.*
Y tal vez nunca las conoceremos todas.*
-¿Y tú quién eres?
Kyuhyun se asombró un poco de la inquisitiva bienvenida.
Un joven realmente delgado, de piel blanca casi transparente y cabello rubio partido a la mitad, lo observaba indagador.
Creyó por un momento que había confundido las coordenadas y había ido a parar a otro lugar. Revisó el papel en el que había anotado la dirección y constató, a través del cristal de la puerta, la calle que parecía conocida. Tal vez se había confundido de local.
Justo segundos antes de volver por donde llegó, sin contestarle la respuesta a aquél joven y sin decir, realmente, ninguna otra palabra, la voz de su hyung lo hizo detenerse.
Salía de una habitación trasera. O del baño. No estaba seguro, era la primera vez que pisaba ese lugar, distraído con una revista que llevaba en sus manos mientras caminaba, denotando que estaba familiarizado con el espacio a su alrededor.
Había preguntado qué se le ofrecía y había tenido que alzar los ojos, extrañado al no poder oír una respuesta. Se topó de lleno con la figura de Kyuhyun, visiblemente incómodo, como si fuera otra vez aquél niño de ocho años perdido en medio del Centro Comercial.
Sungmin le regaló una sonrisa que para Kyuhyun significaban demasiadas cosas a la vez. Y no pudo, o no quiso, no tenía ganas de definirlo, hacer otra cosa que sonreír a la par.
Kyuhyun se asombró un poco de la inquisitiva bienvenida.
Un joven realmente delgado, de piel blanca casi transparente y cabello rubio partido a la mitad, lo observaba indagador.
Creyó por un momento que había confundido las coordenadas y había ido a parar a otro lugar. Revisó el papel en el que había anotado la dirección y constató, a través del cristal de la puerta, la calle que parecía conocida. Tal vez se había confundido de local.
Justo segundos antes de volver por donde llegó, sin contestarle la respuesta a aquél joven y sin decir, realmente, ninguna otra palabra, la voz de su hyung lo hizo detenerse.
Salía de una habitación trasera. O del baño. No estaba seguro, era la primera vez que pisaba ese lugar, distraído con una revista que llevaba en sus manos mientras caminaba, denotando que estaba familiarizado con el espacio a su alrededor.
Había preguntado qué se le ofrecía y había tenido que alzar los ojos, extrañado al no poder oír una respuesta. Se topó de lleno con la figura de Kyuhyun, visiblemente incómodo, como si fuera otra vez aquél niño de ocho años perdido en medio del Centro Comercial.
Sungmin le regaló una sonrisa que para Kyuhyun significaban demasiadas cosas a la vez. Y no pudo, o no quiso, no tenía ganas de definirlo, hacer otra cosa que sonreír a la par.
*♦*♦*♦*
-¡Es decir que tú eres Kyuhyun!
El chico rubio, que ahora identificaba como Kibum, se dirigía a él con ligereza. Era como si en el fondo, no le interesara lo que él tuviera que responder o decir.
Sungmin los había presentado como un amigo de hace muchos años y un vecino de hace muchos años. Kyuhyun logró evitar que su rostro se contrajera revelando lo que aquella alusión había removido en él.
Era solo el vecino. Al menos lo recordaba, pensó Kyuhyun por la noche, cuando quiso buscar el sueño sobre su almohada.
El chico rubio, que ahora identificaba como Kibum, se dirigía a él con ligereza. Era como si en el fondo, no le interesara lo que él tuviera que responder o decir.
Sungmin los había presentado como un amigo de hace muchos años y un vecino de hace muchos años. Kyuhyun logró evitar que su rostro se contrajera revelando lo que aquella alusión había removido en él.
Era solo el vecino. Al menos lo recordaba, pensó Kyuhyun por la noche, cuando quiso buscar el sueño sobre su almohada.
*♦*♦*♦*
-¿No tienes casa o algo? –preguntó Kibum antes de salir del local, sin siquiera mirarlo. No le dio tiempo a contestar y sintió como una pérdida absoluta el tiempo que pasó creando frases ponzoñosas con las que rebatir.
Sungmin no se metía entre ellos, como si buscara que a través de frases sarcásticas, él y Kibum aprendieran a llevarse bien. No en esta vida, al menos.
-Espero que tengas claro que no le tienes que hacer caso. A Kibum sólo le gusta fastidiarte –dijo Sungmin mientras llevaba un enorme archivador azul del escritorio a uno de los estantes, ubicado en el extremo que servía como sala de sesiones y en donde recibía a sus clientes. –Además, algo de razón tiene, Kyu ¿no deberías estar trabajando?
Kyuhyun quiso preguntar si acaso le molestaba tenerlo ahí, pero hacer una escena dramática con salida incluida no le garantizaba que Sungmin lo siguiera o lo buscara o lo extrañara, aunque sea. Así que prefirió tragarse la pregunta y buscar la respuesta que, de todas formas, tenía preparada con anticipación.
-Me pidieron cambiar la guardia de hoy por la del viernes –contestó con fingida casualidad, antes de levantarse y ayudar a Sungmin en la tarea de poner algo de orden en el lugar, buscando hacer algo para cambiar el tema.
La verdad era que él había pedido el cambio. De hecho, había rogado por más de una semana. Necesitaba tener ese miércoles disponible si quería aprovechar que el odioso amigo y socio de Sungmin no estuviera por los alrededores.
No era que lo detestara del todo. Incluso, había momentos en los que se permitía reír de sus observaciones, siempre suspicaces. Pero su presencia solo dividía la atención de su hyung y, siendo sinceros, Kibum había gozado de ella por mucho tiempo ya.
Y encima, había que añadir, aunque eso no lo admitiría tan fácilmente, el rubio oxigenado de lengua afilada le provocaba cierto temor. A veces parecía que conociera secretos tan íntimos que ni siquiera Kyuhyun lograba conocer. Y eso, no le gustaba. No le gustaba ni siquiera un poco.
Sungmin no se metía entre ellos, como si buscara que a través de frases sarcásticas, él y Kibum aprendieran a llevarse bien. No en esta vida, al menos.
-Espero que tengas claro que no le tienes que hacer caso. A Kibum sólo le gusta fastidiarte –dijo Sungmin mientras llevaba un enorme archivador azul del escritorio a uno de los estantes, ubicado en el extremo que servía como sala de sesiones y en donde recibía a sus clientes. –Además, algo de razón tiene, Kyu ¿no deberías estar trabajando?
Kyuhyun quiso preguntar si acaso le molestaba tenerlo ahí, pero hacer una escena dramática con salida incluida no le garantizaba que Sungmin lo siguiera o lo buscara o lo extrañara, aunque sea. Así que prefirió tragarse la pregunta y buscar la respuesta que, de todas formas, tenía preparada con anticipación.
-Me pidieron cambiar la guardia de hoy por la del viernes –contestó con fingida casualidad, antes de levantarse y ayudar a Sungmin en la tarea de poner algo de orden en el lugar, buscando hacer algo para cambiar el tema.
La verdad era que él había pedido el cambio. De hecho, había rogado por más de una semana. Necesitaba tener ese miércoles disponible si quería aprovechar que el odioso amigo y socio de Sungmin no estuviera por los alrededores.
No era que lo detestara del todo. Incluso, había momentos en los que se permitía reír de sus observaciones, siempre suspicaces. Pero su presencia solo dividía la atención de su hyung y, siendo sinceros, Kibum había gozado de ella por mucho tiempo ya.
Y encima, había que añadir, aunque eso no lo admitiría tan fácilmente, el rubio oxigenado de lengua afilada le provocaba cierto temor. A veces parecía que conociera secretos tan íntimos que ni siquiera Kyuhyun lograba conocer. Y eso, no le gustaba. No le gustaba ni siquiera un poco.
*♦*♦*♦*
-¿Quién es Sungmin-hyung? –preguntó Donghae alzando el móvil de la cama.
Kyuhyun salió a trompicones, con sus piernas enredadas en sus pantalones y luchando con los huecos de la camiseta de rayas que intentaba ponerse. Quiso arrancárselo, pero Donghae, echándose a reír, empezó a caminar de espaldas alrededor de la habitación, esquivándolo.
Eran pocas las veces en las que podía disfrutar de torturar a su amigo sin que pudiera defenderse del todo.
Pie adelante, pie atrás, risa escandalosa, ojos cerrados, un Kyuhyun en estado pre-evolutivo, soltando tantos improperios como podía, con la camiseta mal puesta, sin abarcar ambos brazos y sus pies aún enredados en las vastas de su pantalón. No fue de extrañarse que terminaran uno encima del otro, sobre el piso.
El celular salió rodando.
Cuando ambos se dieron cuenta de eso, la lucha se reinició desde otro estado, más salvaje, más gracioso y para Hyukjae, que en ese momento entraba acompañado de Ahra, completamente comprometedor.
-Ven pequeña, esto es algo que tus inocentes ojos no deben ver.
Con eso, Hyukjae se llevó a Ahra con un brazo sobre sus hombros, mientras ella enviaba miradas furtivas hacia los dos sujetos que se habían quedado congelados en el piso, uno sobre el otro.
El sonido de la puerta cerrándose detrás de los marchantes hizo que Kyuhyun y Donghae dieran un brinco y se levantaran.
Donghae carraspeó un poco y se acomodó la ropa, sacudiéndola y estirándola, mientras Kyuhyun decidió que era buena idea terminar de ponerse la suya.
Kyuhyun salió a trompicones, con sus piernas enredadas en sus pantalones y luchando con los huecos de la camiseta de rayas que intentaba ponerse. Quiso arrancárselo, pero Donghae, echándose a reír, empezó a caminar de espaldas alrededor de la habitación, esquivándolo.
Eran pocas las veces en las que podía disfrutar de torturar a su amigo sin que pudiera defenderse del todo.
Pie adelante, pie atrás, risa escandalosa, ojos cerrados, un Kyuhyun en estado pre-evolutivo, soltando tantos improperios como podía, con la camiseta mal puesta, sin abarcar ambos brazos y sus pies aún enredados en las vastas de su pantalón. No fue de extrañarse que terminaran uno encima del otro, sobre el piso.
El celular salió rodando.
Cuando ambos se dieron cuenta de eso, la lucha se reinició desde otro estado, más salvaje, más gracioso y para Hyukjae, que en ese momento entraba acompañado de Ahra, completamente comprometedor.
-Ven pequeña, esto es algo que tus inocentes ojos no deben ver.
Con eso, Hyukjae se llevó a Ahra con un brazo sobre sus hombros, mientras ella enviaba miradas furtivas hacia los dos sujetos que se habían quedado congelados en el piso, uno sobre el otro.
El sonido de la puerta cerrándose detrás de los marchantes hizo que Kyuhyun y Donghae dieran un brinco y se levantaran.
Donghae carraspeó un poco y se acomodó la ropa, sacudiéndola y estirándola, mientras Kyuhyun decidió que era buena idea terminar de ponerse la suya.
*♦*♦*♦*
-Entonces… -inició Donghae, jugando con la servilleta de papel que vino junto con sus papas fritas -¿Quién es ese tal Sungmin?
Hyukjae, sentado junto a Donghae, parecía no tener intención de mostrar real interés en la conversación, salvo para decir un "hmmm" por ahí y un "ajá" por allá, demasiado entretenido en devorar su hamburguesa doble con extra queso.
-Un hyung que conocí cuando era pequeño –contestó sin prisa, alzando los hombros.
-¿Un hyung? ¿Un hyung como mi Donghwa-hyung, o solo un hyung como cualquier hyung? –preguntó Donghae de nuevo, con la sonrisa ligeramente torcida. Donghwa era el hermano mayor de Donghae, que vivía en otra ciudad, pero solía aparecer de vez en cuando para visitar a la familia.
-No entiendo bien de lo que hablas, lo que no es raro porque, por lo general, nadie suele hacerlo, pero… -se interrumpió ante las protestas de Donghae, primero dirigidas a él y luego, con codazo incluido, dirigidas a Hyukjae que seguía inmune a cualquier evento externo que lo distrajera de su comida –Es un hyung, solo eso… ¿por qué tanta insistencia?
-No lo sé, Kyu, pero a un hyung cualquiera no suelo crearle una carpeta exclusiva de imágenes donde pongo capturas de pantalla a mensajes escritos. Eso es un poco… gay.
La conversación se detuvo en aras de socorrer a Hyukjae que tosía escandalosamente y cuyo rostro comenzaba a pintarse de un rojo cada vez más azulado.
Kyuhyun supo que esa conversación había sido concluida, con un Donghae demasiado preocupado por el sistema respiratorio de su amigo. Lo que le dio tiempo para aprovechar y cambiarle la clave a su teléfono.
Hyukjae, sentado junto a Donghae, parecía no tener intención de mostrar real interés en la conversación, salvo para decir un "hmmm" por ahí y un "ajá" por allá, demasiado entretenido en devorar su hamburguesa doble con extra queso.
-Un hyung que conocí cuando era pequeño –contestó sin prisa, alzando los hombros.
-¿Un hyung? ¿Un hyung como mi Donghwa-hyung, o solo un hyung como cualquier hyung? –preguntó Donghae de nuevo, con la sonrisa ligeramente torcida. Donghwa era el hermano mayor de Donghae, que vivía en otra ciudad, pero solía aparecer de vez en cuando para visitar a la familia.
-No entiendo bien de lo que hablas, lo que no es raro porque, por lo general, nadie suele hacerlo, pero… -se interrumpió ante las protestas de Donghae, primero dirigidas a él y luego, con codazo incluido, dirigidas a Hyukjae que seguía inmune a cualquier evento externo que lo distrajera de su comida –Es un hyung, solo eso… ¿por qué tanta insistencia?
-No lo sé, Kyu, pero a un hyung cualquiera no suelo crearle una carpeta exclusiva de imágenes donde pongo capturas de pantalla a mensajes escritos. Eso es un poco… gay.
La conversación se detuvo en aras de socorrer a Hyukjae que tosía escandalosamente y cuyo rostro comenzaba a pintarse de un rojo cada vez más azulado.
Kyuhyun supo que esa conversación había sido concluida, con un Donghae demasiado preocupado por el sistema respiratorio de su amigo. Lo que le dio tiempo para aprovechar y cambiarle la clave a su teléfono.
*♦*♦*♦*
-¿Sabías que el sujeto que vendía dukbokki** terminó huyendo con su asistente? –preguntó Kibum, entrando como un bólido en la oficina, con un montón de fundas de todo tipo en sus manos, sin detenerse a saludar o a decir cualquier otra cosa, para el caso de Kyuhyun.
-¿Qué tiene de raro? –preguntó Sungmin que seguía intentando que la columna del "Debe" cuadrara con la del "Haber" –No se veía muy contento con su esposa, de todas formas. Seguro que la chica...
-¡Já! ¿Cuándo te dije que era una chica? –interrumpió Kibum acomodando esta vez las fundas, luego de lanzarle la mitad de ellas a Kyuhyun para obligarlo a ayudarlo –El asistente era ese sujeto… el que parecía un fideíto escurrido de lo flaco que estaba…
Sungmin dejó de atender a sus cuentas y miró a Kibum con ojos inmensurables.
-Sí, bueno, no quiero decir que te lo dije, pero… -canturreó Kibum mientras se colocaba entre él y Kyuhyun, dándole toda la espalda al segundo –como que más o menos te lo dije.
-¡No puedo creerlo! ¡No parecía…! O sea… -Sungmin seguía boqueando sin lograr salir de su asombro, aunque a leguas se notaba que la noticia parecía entretenerlo de alguna forma.
Kyuhyun por su lado estaba intentando comprender a qué venía todo eso.
-¡Sí! Y ahora… ¡Págame! –con esto, Sungmin hizo una mueca de desagrado y se removió para sacar de su billetera unos cuantos billetes y colocarlos en la mano extendida de Kibum. Kyuhyun permanecía inusitadamente silencioso y, tal vez eso fue lo que hizo que Sungmin se fijara en él unos breves segundos, antes de regresar su atención al cuaderno que yacía delante de él.
-No sé cómo siempre puedes adivinar –dijo no obstante Sungmin, sin levantar la mirada pero lo suficientemente alto para que Kibum, que había caminado hasta el estante en la parte trasera de Sungmin pudiera escucharlo.
-Nunca me equivoco en eso… ¡ya sabes lo que dice el dicho! –musitó mientras repasaba por la fila ordenada de folders azules, leyendo las etiquetas hasta encontrar el que necesitaba. Se giró de pronto y Kyuhyun se vio nuevamente abordado por él y por aquella mirada que parecía querer ir hasta los pozos más profundos de su alma. ¡Agh! Kyuhyun odiaba eso. –No obstante, contigo aún tengo mis dudas.
Se acercó hasta él con el archivador asegurado entre su pecho y su brazo izquierdo y el dedo índice de su mano derecha extendido, de forma amenazante. Como si aquél dedo fuera un puñal o una espada y para Kyuhyun simbolizan el mismo monto de terror.
-¡Hyu-hyung! –odió tartamudear, pero de pronto se sentía entre la espada y la pared.
-Kibum, déjalo tranquilo –dispuso Sungmin enseguida, sin mirar a ninguno de los dos, pero su voz sonó lo suficientemente seria como para que su amigo hiciera una mueca despectiva y retornara sus pasos hacia el estante. Retiró un folder más y se sentó cerca de Sungmin.
-¿Qué tiene de raro? –preguntó Sungmin que seguía intentando que la columna del "Debe" cuadrara con la del "Haber" –No se veía muy contento con su esposa, de todas formas. Seguro que la chica...
-¡Já! ¿Cuándo te dije que era una chica? –interrumpió Kibum acomodando esta vez las fundas, luego de lanzarle la mitad de ellas a Kyuhyun para obligarlo a ayudarlo –El asistente era ese sujeto… el que parecía un fideíto escurrido de lo flaco que estaba…
Sungmin dejó de atender a sus cuentas y miró a Kibum con ojos inmensurables.
-Sí, bueno, no quiero decir que te lo dije, pero… -canturreó Kibum mientras se colocaba entre él y Kyuhyun, dándole toda la espalda al segundo –como que más o menos te lo dije.
-¡No puedo creerlo! ¡No parecía…! O sea… -Sungmin seguía boqueando sin lograr salir de su asombro, aunque a leguas se notaba que la noticia parecía entretenerlo de alguna forma.
Kyuhyun por su lado estaba intentando comprender a qué venía todo eso.
-¡Sí! Y ahora… ¡Págame! –con esto, Sungmin hizo una mueca de desagrado y se removió para sacar de su billetera unos cuantos billetes y colocarlos en la mano extendida de Kibum. Kyuhyun permanecía inusitadamente silencioso y, tal vez eso fue lo que hizo que Sungmin se fijara en él unos breves segundos, antes de regresar su atención al cuaderno que yacía delante de él.
-No sé cómo siempre puedes adivinar –dijo no obstante Sungmin, sin levantar la mirada pero lo suficientemente alto para que Kibum, que había caminado hasta el estante en la parte trasera de Sungmin pudiera escucharlo.
-Nunca me equivoco en eso… ¡ya sabes lo que dice el dicho! –musitó mientras repasaba por la fila ordenada de folders azules, leyendo las etiquetas hasta encontrar el que necesitaba. Se giró de pronto y Kyuhyun se vio nuevamente abordado por él y por aquella mirada que parecía querer ir hasta los pozos más profundos de su alma. ¡Agh! Kyuhyun odiaba eso. –No obstante, contigo aún tengo mis dudas.
Se acercó hasta él con el archivador asegurado entre su pecho y su brazo izquierdo y el dedo índice de su mano derecha extendido, de forma amenazante. Como si aquél dedo fuera un puñal o una espada y para Kyuhyun simbolizan el mismo monto de terror.
-¡Hyu-hyung! –odió tartamudear, pero de pronto se sentía entre la espada y la pared.
-Kibum, déjalo tranquilo –dispuso Sungmin enseguida, sin mirar a ninguno de los dos, pero su voz sonó lo suficientemente seria como para que su amigo hiciera una mueca despectiva y retornara sus pasos hacia el estante. Retiró un folder más y se sentó cerca de Sungmin.
*♦*♦*♦*
Daban cerca de las ocho de la noche y Kibum se había marchado con un “mañana cerramos por inventario” dirigido a Kyuhyun, aunque Sungmin se había reído y le había asegurado que no era cierto.
-Podría casi jurar, hyung, que tú encuentras muy divertido que yo me haya convertido en la diana*** de tu amigo –reclamó Kyuhyun luego de pasar un poco más de cinco minutos en silencio.
Sungmin lanzó una risa apretada. Kyuhyun sólo escuchó de ella el soplo expulsado, pero al menos eso pensó que podría ayudar a aligerar la tensión que se había impuesto en aquella pequeña oficina.
-Hyung… –se atrevió a llamar, en voz baja, luego de que pasaran otros cinco minutos sin que ninguno hablara.
-Esos que dicen que ambas columnas coincidían todo el tiempo, debieron haber estado consumiendo drogas, porque no… ¡solo no!
-¡Hyung…! –insistió Kyuhyun un poco más fuerte, tratando de hacerse de valor para preguntar lo que quería saber. Aunque no supiera exactamente por qué quería saberlo.
-Creo que Kibum tiene razón y yo mejor contrato a un contador que se encargue de esto… es que hacer estas cuentas y luego declarar impuestos es demasiado dolor de cabeza para mí.
-¡Hyung!
-¿Qué? –preguntó mirándolo al fin, un tanto irritado y Kyuhyun no estaba del todo seguro si era con él o con los números de su libreta.
-Yo puedo ayudarte con eso… soy-soy bastante bueno con los números –propuso Kyuhyun enviando al trasto lo que realmente quería decir.
El rostro de Sungmin cambió de inmediato, iluminándose. Alzó las cejas y sonreía, mientras le pregunta si era en serio su ofrecimiento. Cuando contestó que sí, Sungmin prácticamente le lanzó la libreta, el lápiz, la calculadora y todos los recibos en la cara, completamente aliviado.
-¡Dios! Me has visto sufrir por, no sé, cuatro horas más o menos ¿y recién se te ocurre ofrecer ayuda?
-Tómalo como una venganza por no defenderme de tu amigo.
Sungmin se rió de nuevo y mientras él reacomodaba todas las cosas que necesitaría, el otro empezó a golpetear con sus dedos sobre la mesa siguiendo el compás de alguna balada desconocida.
Era obvio, por el pasado en común, que Sungmin era mucho mayor que Kyuhyun, pero mientras su hyung cambiaba la distracción y empezaba a armar cadenas con los clip metálicos que tenía cerca, el menor se preguntaba, como alguna vez lo hizo cuando chico, cuántos años en realidad podía tener alguien como él.
-¿Hyung? –llamó Kyuhyun, mientras empezaba a borrar todas las anotaciones erradas que terminaban siendo muchísimas. Sungmin emitió un sonido gutural como respuesta, concentrado en hacer bailar el extremo inferior de su recién construida cadena metálica. –Lo que dijo Kibum sobre el tipo que vendía dukbokki y que se escapó con su asistente, quiere decir que… -soltó con rapidez, sintiendo que con cada palabra la boca se le ponía cada vez más seca.
Sungmin había dejado de jugar y lo miraba con expresión calmada, aunque el espacio entre sus cejas temblaba ligeramente.
Alzó las cejas como esperando por la pregunta que Kyuhyun no se atrevía a realizar.
-Quiere decir que -retomó Sungmin con una sonrisa congelada y la mirada profunda. Fue la primera vez que el menor pudo notar el paso de los años en un rostro que parecía ser inmune a ellos –era homosexual –aseguró. –O allien, para el caso da lo mismo.
Kyuhyun asintió con su cabeza, comprendiendo y tomó el lápiz para volver a resumirse en su tarea, intentando calmar las cientos de preguntas que por alguna razón se habían acumulado en su cerebro.
-¿Kibum también? –preguntó solo un par de segundos después, dejando el lápiz nuevamente sobre el cuaderno –Digo… por lo del dicho que mencionó… o sea…
De nuevo la expresión calmada de su hyung lo observaba cómo se atropellaba con las palabras, recriminándose internamente porque su boca había aprendido a no esperar por su cerebro. Andar con Donghae siempre había sido mala influencia.
-Sí, Kyuhyun, él también.
Otro asentimiento de la cabeza, un nuevo intento por regresar a la tarea de cuadrar cuentas.
Intentó mantenerse callado, pero ya fuera que su hyung lo estuviera esperando o que las preguntas salían danzando en ondas invisibles desde sus orejas hasta las de Sungmin, de pronto era él quién llamaba la atención del menor.
-Pregunta lo que quieres preguntar, Kyu.
Enseguida abandonó el lápiz y se removió en su silla. No tenía claro por qué quería saberlo. De hecho, realmente, no tenía claro si quería saberlo. Pero la pregunta seguía ahí, luciendo pecaminosa y tentadora, llamando a su boca a pronunciarla.
Puede ser que Sungmin notó la lucha en la que en realidad se encontraba que emitió sonidos risueños por la nariz antes de acomodar su cabeza sobre la palma de su mano y contestar sin esperar más por la pregunta.
-Sí, Kyuhyun, yo también.
Lo miró un rato más, solo unos pocos segundos como para constatar que lo hubiera escuchado bien, antes de volver a posicionar el lápiz entre sus dedos y regresar a la posición inicial, corrigiendo cifras y constatando valores.
-¿Y ustedes dos…? –esta vez la pregunta no fue acompañada de otro movimiento corporal que no fuera el de los labios, emitiéndola, y el de la mano garabateando sobre una hoja con marcas.
Sungmin le dedicó una mirada larga. De esas en las que intenta descifrar los pensamientos del otro. Kyuhyun podía sentirla recorrer su rostro y se sintió repentinamente expuesto, como si el escrutinio de su hyung le hiciera resaltar todos los defectos que sus facciones pudieran tener.
Intentó actuar igual de calmado, aunque el corazón parecía querer salirse de su pecho. Mantener la respiración regular en ese estado fue un reto que amenazaba con provocarle un ataque. No obstante, gracias a todas las travesuras que había hecho en su vida, había logrado fabricar una fachada de tranquilidad que podría engañar al más experto en lenguaje corporal.
Aunque no estuviera claro del por qué había retomado un tema que cualquiera con dos dedos de frente lo habría abandonado, ya se había atrevido y en ese momento solo le tocaba esperar por la respuesta.
-¿Para qué quieres saber eso? –preguntó en cambio Sungmin extrañado, aunque no parecía molesto en absoluto.
-No, si no quiero saber… solo era curiosidad –contestó con prontitud sintiéndose ligeramente estúpido.
Sungmin volvió a soltar una risa apretada, antes de mover la cabeza de forma negativa.
-Eres muy pequeño para poder saberlo todo, Kyu –respondió por su parte con un tono divertido. Kyuhyun no desaprovechó la oportunidad para reclamar que era casi un adulto y que no faltaba mucho para cumplir los 17.
-Podría casi jurar, hyung, que tú encuentras muy divertido que yo me haya convertido en la diana*** de tu amigo –reclamó Kyuhyun luego de pasar un poco más de cinco minutos en silencio.
Sungmin lanzó una risa apretada. Kyuhyun sólo escuchó de ella el soplo expulsado, pero al menos eso pensó que podría ayudar a aligerar la tensión que se había impuesto en aquella pequeña oficina.
-Hyung… –se atrevió a llamar, en voz baja, luego de que pasaran otros cinco minutos sin que ninguno hablara.
-Esos que dicen que ambas columnas coincidían todo el tiempo, debieron haber estado consumiendo drogas, porque no… ¡solo no!
-¡Hyung…! –insistió Kyuhyun un poco más fuerte, tratando de hacerse de valor para preguntar lo que quería saber. Aunque no supiera exactamente por qué quería saberlo.
-Creo que Kibum tiene razón y yo mejor contrato a un contador que se encargue de esto… es que hacer estas cuentas y luego declarar impuestos es demasiado dolor de cabeza para mí.
-¡Hyung!
-¿Qué? –preguntó mirándolo al fin, un tanto irritado y Kyuhyun no estaba del todo seguro si era con él o con los números de su libreta.
-Yo puedo ayudarte con eso… soy-soy bastante bueno con los números –propuso Kyuhyun enviando al trasto lo que realmente quería decir.
El rostro de Sungmin cambió de inmediato, iluminándose. Alzó las cejas y sonreía, mientras le pregunta si era en serio su ofrecimiento. Cuando contestó que sí, Sungmin prácticamente le lanzó la libreta, el lápiz, la calculadora y todos los recibos en la cara, completamente aliviado.
-¡Dios! Me has visto sufrir por, no sé, cuatro horas más o menos ¿y recién se te ocurre ofrecer ayuda?
-Tómalo como una venganza por no defenderme de tu amigo.
Sungmin se rió de nuevo y mientras él reacomodaba todas las cosas que necesitaría, el otro empezó a golpetear con sus dedos sobre la mesa siguiendo el compás de alguna balada desconocida.
Era obvio, por el pasado en común, que Sungmin era mucho mayor que Kyuhyun, pero mientras su hyung cambiaba la distracción y empezaba a armar cadenas con los clip metálicos que tenía cerca, el menor se preguntaba, como alguna vez lo hizo cuando chico, cuántos años en realidad podía tener alguien como él.
-¿Hyung? –llamó Kyuhyun, mientras empezaba a borrar todas las anotaciones erradas que terminaban siendo muchísimas. Sungmin emitió un sonido gutural como respuesta, concentrado en hacer bailar el extremo inferior de su recién construida cadena metálica. –Lo que dijo Kibum sobre el tipo que vendía dukbokki y que se escapó con su asistente, quiere decir que… -soltó con rapidez, sintiendo que con cada palabra la boca se le ponía cada vez más seca.
Sungmin había dejado de jugar y lo miraba con expresión calmada, aunque el espacio entre sus cejas temblaba ligeramente.
Alzó las cejas como esperando por la pregunta que Kyuhyun no se atrevía a realizar.
-Quiere decir que -retomó Sungmin con una sonrisa congelada y la mirada profunda. Fue la primera vez que el menor pudo notar el paso de los años en un rostro que parecía ser inmune a ellos –era homosexual –aseguró. –O allien, para el caso da lo mismo.
Kyuhyun asintió con su cabeza, comprendiendo y tomó el lápiz para volver a resumirse en su tarea, intentando calmar las cientos de preguntas que por alguna razón se habían acumulado en su cerebro.
-¿Kibum también? –preguntó solo un par de segundos después, dejando el lápiz nuevamente sobre el cuaderno –Digo… por lo del dicho que mencionó… o sea…
De nuevo la expresión calmada de su hyung lo observaba cómo se atropellaba con las palabras, recriminándose internamente porque su boca había aprendido a no esperar por su cerebro. Andar con Donghae siempre había sido mala influencia.
-Sí, Kyuhyun, él también.
Otro asentimiento de la cabeza, un nuevo intento por regresar a la tarea de cuadrar cuentas.
Intentó mantenerse callado, pero ya fuera que su hyung lo estuviera esperando o que las preguntas salían danzando en ondas invisibles desde sus orejas hasta las de Sungmin, de pronto era él quién llamaba la atención del menor.
-Pregunta lo que quieres preguntar, Kyu.
Enseguida abandonó el lápiz y se removió en su silla. No tenía claro por qué quería saberlo. De hecho, realmente, no tenía claro si quería saberlo. Pero la pregunta seguía ahí, luciendo pecaminosa y tentadora, llamando a su boca a pronunciarla.
Puede ser que Sungmin notó la lucha en la que en realidad se encontraba que emitió sonidos risueños por la nariz antes de acomodar su cabeza sobre la palma de su mano y contestar sin esperar más por la pregunta.
-Sí, Kyuhyun, yo también.
Lo miró un rato más, solo unos pocos segundos como para constatar que lo hubiera escuchado bien, antes de volver a posicionar el lápiz entre sus dedos y regresar a la posición inicial, corrigiendo cifras y constatando valores.
-¿Y ustedes dos…? –esta vez la pregunta no fue acompañada de otro movimiento corporal que no fuera el de los labios, emitiéndola, y el de la mano garabateando sobre una hoja con marcas.
Sungmin le dedicó una mirada larga. De esas en las que intenta descifrar los pensamientos del otro. Kyuhyun podía sentirla recorrer su rostro y se sintió repentinamente expuesto, como si el escrutinio de su hyung le hiciera resaltar todos los defectos que sus facciones pudieran tener.
Intentó actuar igual de calmado, aunque el corazón parecía querer salirse de su pecho. Mantener la respiración regular en ese estado fue un reto que amenazaba con provocarle un ataque. No obstante, gracias a todas las travesuras que había hecho en su vida, había logrado fabricar una fachada de tranquilidad que podría engañar al más experto en lenguaje corporal.
Aunque no estuviera claro del por qué había retomado un tema que cualquiera con dos dedos de frente lo habría abandonado, ya se había atrevido y en ese momento solo le tocaba esperar por la respuesta.
-¿Para qué quieres saber eso? –preguntó en cambio Sungmin extrañado, aunque no parecía molesto en absoluto.
-No, si no quiero saber… solo era curiosidad –contestó con prontitud sintiéndose ligeramente estúpido.
Sungmin volvió a soltar una risa apretada, antes de mover la cabeza de forma negativa.
-Eres muy pequeño para poder saberlo todo, Kyu –respondió por su parte con un tono divertido. Kyuhyun no desaprovechó la oportunidad para reclamar que era casi un adulto y que no faltaba mucho para cumplir los 17.
*♦*♦*♦*
Esa noche, Kyuhyun durmió realmente poco.
Las sábanas de su cama habían terminado en el suelo, después de patearlas, preso de la frustración.
Las noches que le siguieron a esa, el trastorno de sueño no mejoró.
Las sábanas de su cama habían terminado en el suelo, después de patearlas, preso de la frustración.
Las noches que le siguieron a esa, el trastorno de sueño no mejoró.
*♦*♦*♦*
Nunca había imaginado que a su hyung no le gustaran las mujeres. Aunque si tenía que ser sincero, nunca se había detenido a imaginar a su hyung ni con mujeres ni con hombres.
Bueno, eso definitivamente cambió las últimas semanas.
Ahora, incluso el más inocente toque hecho por Kibum, a Kyuhyun le significaba un remolino de imágenes que alborotaban no solo su cabeza.
Su trabajo de medio tiempo podía significar una distracción para regresar algo de sanidad a su ser, alterado; por lo que se aferró a él con desesperación de náufrago.
No entendía qué le pasaba. No buscaba entenderlo tampoco. Solo quería dejar de imaginar a su hyung todo el tiempo, con expresiones que distaban mucho de la inocente sonrisa que siempre había acompañado sus recuerdos.
Hasta que supo que era muy tarde para regresar a ser el Kyuhyun que se le aproximó en una tienda de abarrotes, dejando abandonados sus tallarines. Luego también entendería que no tenía caso volver a serlo.
Bueno, eso definitivamente cambió las últimas semanas.
Ahora, incluso el más inocente toque hecho por Kibum, a Kyuhyun le significaba un remolino de imágenes que alborotaban no solo su cabeza.
Su trabajo de medio tiempo podía significar una distracción para regresar algo de sanidad a su ser, alterado; por lo que se aferró a él con desesperación de náufrago.
No entendía qué le pasaba. No buscaba entenderlo tampoco. Solo quería dejar de imaginar a su hyung todo el tiempo, con expresiones que distaban mucho de la inocente sonrisa que siempre había acompañado sus recuerdos.
Hasta que supo que era muy tarde para regresar a ser el Kyuhyun que se le aproximó en una tienda de abarrotes, dejando abandonados sus tallarines. Luego también entendería que no tenía caso volver a serlo.
*♦*♦*♦*
La primera noche que pasó fue a la víspera de verlo.
Había pasado algunos días sin poder ir al local de Sungmin, ocupado como estaba de atiborrarse de trabajo. Hasta que ya no hubo forma de seguir doblando turnos y Donghae había advertido que se iría de viaje con su hermano por el resto de la semana (¡los beneficios de no ser una hormiga obrera! –había dicho entre risas por teléfono).
Hyukjae últimamente andaba extraño y Kyuhyun no tenía fuerzas para lidiar con un lío mental adicional, así que descartó la idea desde el inicio.
Cualquiera podría haberse quedado en casa, disfrutando de un merecido descanso, pero había bastado un mensaje de Sungmin en el que le preguntaba si se encontraba bien y si lo verían pronto (no se le pasó el uso de un plural que no era bien recibido), para que se decidiera a asistir el día siguiente con la excusa de seguirlo ayudando con las cuentas del local. Evento que Sungmin no tardó en agradecer en un mensaje de texto con una foto de él, adjunta, haciendo morisquetas infantiles.
No era posible que algo como eso pudiera excitarlo.
Pero lo hizo. ¡Dios santo! Sí que lo hizo.
Había luchado con fuerza de santo en monasterio por no hacerle caso a la pulsión que podía sentir en su entrepierna. Había jugado algunas partidas de ajedrez en la computadora, en su intento desesperado de aburrirse lo suficiente como para quedarse dormido.
Pero su mente seguía regresando a la imagen que ahora estaba depositada en una carpeta de fotos de su celular. E iba aún más allá. Se dirigía con precisión de francotirador, hasta aquellas veces en las que su hyung se había acercado un poco demasiado, cuando había logrado percibir el olor que provenía de alguna parte (podía ser de su cabello, o de ese cuello blanco exquisito), cuando había notado la forma peculiar en que los labios de Sungmin se contorneaban con las palabras. Aquellos dientes, pequeños, blancos y perfectos. Aquella piel. Aquél cabello negro como la noche. Y aquella risa, que parecía bramar hasta en las esquinas más recónditas de su espíritu.
Y fue tarde.
Cuando lo supo, cuando tuvo tiempo de realmente darse cuenta de lo que pasaba, su mano ya había agarrado su miembro y empezaba a recorrerlo con movimientos completos, desde la base hasta la punta. Terminó más pronto de lo esperado, cuando la excitación llegó a un punto en el que se volvió insostenible, aumentando el calor de su cuerpo, de la habitación, del planeta.
No era de masturbarse. Podía haber sido divertido a los once, cuando descubres qué tanto podían ocultar las películas pornográficas. Pero las veces que lo había intentado, en los años siguientes, el clímax daba paso a una sensación un tanto desagradable. No lo había vuelto a hacer desde los quince e incluso había creído que todo eso de los juegos sexuales no eran para él. Tal vez una novia haría la diferencia.
Pero tampoco se molestó en buscarse una.
Después de levantarse a lavarse las manos, retirar las sábanas para esconderlas (ya las lavaría apenas tuviera oportunidad) y limpiarse rápidamente, se tiró de lleno sobre el colchón desnudo, completamente extenuado. Esta vez algo había sido diferente de todas las veces anteriores.
Quiso reír, sino fuera porque en ese preciso instante todo su mundo se ponía patas arriba y con un gruñido decidió buscar el sueño de una vez por todas. Detrás de sus ojos, no obstante, la imagen de Sungmin lo acompañó hasta que se durmió.
To be continued...
*: Frase de la película "Las ventajas de ser un inadaptado"
**: Plato de arroz con mucho picante
***: La diana, para quienes no sepan, es el nombre para el tablero al que van a parar los dardos
N/A: Perdón por la largura, pensé en dividirlo en dos para no hacerlo tan aburrido, pero luego tendría que alargar esta tortura para mi Hota :C
Había pasado algunos días sin poder ir al local de Sungmin, ocupado como estaba de atiborrarse de trabajo. Hasta que ya no hubo forma de seguir doblando turnos y Donghae había advertido que se iría de viaje con su hermano por el resto de la semana (¡los beneficios de no ser una hormiga obrera! –había dicho entre risas por teléfono).
Hyukjae últimamente andaba extraño y Kyuhyun no tenía fuerzas para lidiar con un lío mental adicional, así que descartó la idea desde el inicio.
Cualquiera podría haberse quedado en casa, disfrutando de un merecido descanso, pero había bastado un mensaje de Sungmin en el que le preguntaba si se encontraba bien y si lo verían pronto (no se le pasó el uso de un plural que no era bien recibido), para que se decidiera a asistir el día siguiente con la excusa de seguirlo ayudando con las cuentas del local. Evento que Sungmin no tardó en agradecer en un mensaje de texto con una foto de él, adjunta, haciendo morisquetas infantiles.
No era posible que algo como eso pudiera excitarlo.
Pero lo hizo. ¡Dios santo! Sí que lo hizo.
Había luchado con fuerza de santo en monasterio por no hacerle caso a la pulsión que podía sentir en su entrepierna. Había jugado algunas partidas de ajedrez en la computadora, en su intento desesperado de aburrirse lo suficiente como para quedarse dormido.
Pero su mente seguía regresando a la imagen que ahora estaba depositada en una carpeta de fotos de su celular. E iba aún más allá. Se dirigía con precisión de francotirador, hasta aquellas veces en las que su hyung se había acercado un poco demasiado, cuando había logrado percibir el olor que provenía de alguna parte (podía ser de su cabello, o de ese cuello blanco exquisito), cuando había notado la forma peculiar en que los labios de Sungmin se contorneaban con las palabras. Aquellos dientes, pequeños, blancos y perfectos. Aquella piel. Aquél cabello negro como la noche. Y aquella risa, que parecía bramar hasta en las esquinas más recónditas de su espíritu.
Y fue tarde.
Cuando lo supo, cuando tuvo tiempo de realmente darse cuenta de lo que pasaba, su mano ya había agarrado su miembro y empezaba a recorrerlo con movimientos completos, desde la base hasta la punta. Terminó más pronto de lo esperado, cuando la excitación llegó a un punto en el que se volvió insostenible, aumentando el calor de su cuerpo, de la habitación, del planeta.
No era de masturbarse. Podía haber sido divertido a los once, cuando descubres qué tanto podían ocultar las películas pornográficas. Pero las veces que lo había intentado, en los años siguientes, el clímax daba paso a una sensación un tanto desagradable. No lo había vuelto a hacer desde los quince e incluso había creído que todo eso de los juegos sexuales no eran para él. Tal vez una novia haría la diferencia.
Pero tampoco se molestó en buscarse una.
Después de levantarse a lavarse las manos, retirar las sábanas para esconderlas (ya las lavaría apenas tuviera oportunidad) y limpiarse rápidamente, se tiró de lleno sobre el colchón desnudo, completamente extenuado. Esta vez algo había sido diferente de todas las veces anteriores.
Quiso reír, sino fuera porque en ese preciso instante todo su mundo se ponía patas arriba y con un gruñido decidió buscar el sueño de una vez por todas. Detrás de sus ojos, no obstante, la imagen de Sungmin lo acompañó hasta que se durmió.
To be continued...
*: Frase de la película "Las ventajas de ser un inadaptado"
**: Plato de arroz con mucho picante
***: La diana, para quienes no sepan, es el nombre para el tablero al que van a parar los dardos
N/A: Perdón por la largura, pensé en dividirlo en dos para no hacerlo tan aburrido, pero luego tendría que alargar esta tortura para mi Hota :C
Última edición por Elfnamorada el Dom Ene 26, 2014 1:55 am, editado 2 veces (Razón : Segunda corrección)
Elfnamorada- Moderador
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Re: {Super Junior/KyuMin}El más inteligente de todos {2/3}
DIS IS MAIN -entra gritando al puro estilo de Open English-.
Lamento no haber podido pasar antes a comentar como esto lo merece, pero anoche me hicieron dormir temprano; ya sabes, como la U la retomo pronto pues me van cortando los trasnochos. Ya sabes que adoro la manera en la que narras, me parece muy transparente. Cuando te leo, siento que tienes la habilidad para usar las palabras adecuadas y transmitir los sentimientos como deben transmitirse, certeros. Eso es genial, ojalá yo pudiera hacerlo ;^;
Y es por eso que sufro tanto con Kyu. Tengo miedo, mucho. Me pregunto cómo va a terminar. Imagino ya cómo, imagino que será mal, feo, no lo sé, solo que nada apunta a un buen final. Y duele como pegarse en el codo o el dedito chiquito del pie, o morderse la lengua comiendo. ¡Duele mucho! Se supone que es fluff pero yo solo siento pena. Pero te amo porque es tan maravilloso todo, los personajes, la historia, el cómo se desenvuelve, que no puedo odiarte por hacerme llorar(?). Igual ya me habías advertido, lol. E igual amo el KyuMin, como te dije, aunque se maten entre ellos. ¡El KyuMin es bello en sí! Pero esto los hace una obra de arte =v=.
Kibum, oh, Kibum. Es mi pasiva favorita, lo adoro demasiado, en serio. Me genera mucha gracia, mucha alegría; siempre que lo leo es genial, y me gustó cómo lo llevaste. Sí, él es una de esas pasivas hurañas con gaydar. Es awesome :3. Me reí con lo gay de la carpeta de imágenes del celular de Kyu y la forma en que Hae lo dijo; me reí con muchas cosas. DongHae siempre me hace reír y cuando Kyu lo trata de pendejo es todavía mucho más cómico. También sentí el temor de KyuHyun, la manera en la que iba perdido pero se encuentra cuando se toca pensando en su hyung y cae en la cuenta de todo, del motivo de su desespero. Él es el más inteligente de todos, a lo mejor hasta ya lo sabía, pero no había querido reparar en eso.
Exploté con cada línea, no sé qué hacer ni qué decir. Como ves, solo suelto pendejadas que no son dignas de tu historia, pero al menos cuenta que son con amor, ¿verdad? ;; Quiero actu. Ya preparé mi caja de pañuelos y mi barca para navegar entre mis lágrimas. Gracias por compartirlo<3 -huye con su capítulo-. ¡Love you!
Lamento no haber podido pasar antes a comentar como esto lo merece, pero anoche me hicieron dormir temprano; ya sabes, como la U la retomo pronto pues me van cortando los trasnochos. Ya sabes que adoro la manera en la que narras, me parece muy transparente. Cuando te leo, siento que tienes la habilidad para usar las palabras adecuadas y transmitir los sentimientos como deben transmitirse, certeros. Eso es genial, ojalá yo pudiera hacerlo ;^;
Y es por eso que sufro tanto con Kyu. Tengo miedo, mucho. Me pregunto cómo va a terminar. Imagino ya cómo, imagino que será mal, feo, no lo sé, solo que nada apunta a un buen final. Y duele como pegarse en el codo o el dedito chiquito del pie, o morderse la lengua comiendo. ¡Duele mucho! Se supone que es fluff pero yo solo siento pena. Pero te amo porque es tan maravilloso todo, los personajes, la historia, el cómo se desenvuelve, que no puedo odiarte por hacerme llorar(?). Igual ya me habías advertido, lol. E igual amo el KyuMin, como te dije, aunque se maten entre ellos. ¡El KyuMin es bello en sí! Pero esto los hace una obra de arte =v=.
Kibum, oh, Kibum. Es mi pasiva favorita, lo adoro demasiado, en serio. Me genera mucha gracia, mucha alegría; siempre que lo leo es genial, y me gustó cómo lo llevaste. Sí, él es una de esas pasivas hurañas con gaydar. Es awesome :3. Me reí con lo gay de la carpeta de imágenes del celular de Kyu y la forma en que Hae lo dijo; me reí con muchas cosas. DongHae siempre me hace reír y cuando Kyu lo trata de pendejo es todavía mucho más cómico. También sentí el temor de KyuHyun, la manera en la que iba perdido pero se encuentra cuando se toca pensando en su hyung y cae en la cuenta de todo, del motivo de su desespero. Él es el más inteligente de todos, a lo mejor hasta ya lo sabía, pero no había querido reparar en eso.
Exploté con cada línea, no sé qué hacer ni qué decir. Como ves, solo suelto pendejadas que no son dignas de tu historia, pero al menos cuenta que son con amor, ¿verdad? ;; Quiero actu. Ya preparé mi caja de pañuelos y mi barca para navegar entre mis lágrimas. Gracias por compartirlo<3 -huye con su capítulo-. ¡Love you!
Hota-chan- Staff de Betas
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Re: {Super Junior/KyuMin}El más inteligente de todos {2/3}
AHAHAHHAHA, no sé pero me encanta como KyuHyun se queda sobre o dejabo de DongHaeElfnamorada escribió:
Cuando ambos se dieron cuenta de eso, la lucha se reinició desde otro estado, más salvaje, más gracioso y para Hyukjae, que en ese momento entraba acompañado de Ahra, completamente comprometedor.
-Ven pequeña, esto es algo que tus inocentes ojos no deben ver.
Con eso, Hyukjae se llevó a Ahra con un brazo sobre sus hombros, mientras ella enviaba miradas furtivas hacia los dos sujetos que se habían quedado congelados en el piso, uno sobre el otro.
¡Oh! 'Demonios! ¿Por qué tenía que interrumpir?Elfnamorada escribió:
La conversación se detuvo en aras de socorrer a Hyukjae que tosía escandalosamente y cuyo rostro comenzaba a pintarse de un rojo cada vez más azulado.
Sentí que cuando le dio la espalta estaba diciendo cosas con las manos sobre KyuHyun.Elfnamorada escribió:
-Sí, bueno, no quiero decir que te lo dije, pero… -canturreó Kibum mientras se colocaba entre él y Kyuhyun, dándole toda la espalda al segundo –como que más o menos te lo dije.
D: ¿Kibum sabe? ¿cómo lo sabe? ¿kyuhyun es? ¿no lo es?Elfnamorada escribió:
-Nunca me equivoco en eso… ¡ya sabes lo que dice el dicho! –musitó mientras repasaba por la fila ordenada de folders azules, leyendo las etiquetas hasta encontrar el que necesitaba. Se giró de pronto y Kyuhyun se vio nuevamente abordado por él y por aquella mirada que parecía querer ir hasta los pozos más profundos de su alma. ¡Agh! Kyuhyun odiaba eso. –No obstante, contigo aún tengo mis dudas.
Aquí esta medio raro... Esos... debió... esta en plural singular a la vez.Elfnamorada escribió:
-Esos que dicen que ambas columnas coincidían todo el tiempo, debió haber estado consumiendo drogas, porque no… ¡solo no!
Yo tampoco estaba segura, pero quiero saber 8(Elfnamorada escribió:
-¿Qué? –preguntó mirándolo al fin, un tanto irritado y Kyuhyun no estaba del todo seguro si era con él o con los números de su libreta.
ESTA FRASE, me la robare...Elfnamorada escribió: su boca había aprendido a no esperar por su cerebro.
WOW el juego de palabras fue increibleElfnamorada escribió: luciendo pecaminosa y tentadora, llamando a su boca a pronunciarla.
Eso siento cuando las personas me miran.Elfnamorada escribió:como si el escrutinio de su hyung le hiciera resaltar todos los defectos que sus facciones pudieran tener.
Ahora... lo que supone un comentario decente...
Te odio me hiciste leer a KyuHyun con su mano en su KyuHyun, mini ver aw, bueno saltando eso,me encanto fue perfecto, llegue de la universidad a leer, supongo que esto debe debirlo Hota-chan pero no te disculpes es hermoso.
Te odio me hiciste leer a KyuHyun con su mano en su KyuHyun, mini ver aw, bueno saltando eso,me encanto fue perfecto, llegue de la universidad a leer, supongo que esto debe debirlo Hota-chan pero no te disculpes es hermoso.
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Re: {Super Junior/KyuMin}El más inteligente de todos {2/3}
Hota-chan escribió:
PROTOTIPO PERFECTO DE NIÑO SHOTA. Morí, ¿ok? Morí. A veces creo que tengo instintos de pedófila (no lo tomen a mal), pero yo no sé qué tienen los niños que me pueden en estas y otras contadas situaciones.
Te entiendo perfectamente. Una descripción así, me derrite por completo y no por una pasión carnal, si no por todos los sentimientos de ternura y pureza que desencadena ver o leer sobre un par de queñajoz jugando. Yo amo el shota tierno e infantil, sin perversiones.
En fin. No vine a eso xD
Caracola de mi amorsh~
¿Qué puedo decirte para no ser redundante respecto a los otros comentarios y parecer coherente? Orz!! Mujer! Tú sabes lo mucho que amo el shota bien maneja, fluffoso y así todo tierno, bonito <3. El primer capítulo me encantó. Vi a KyuHyun a lo largo y ancho de todo el texto. Percibí su personalidad orgullosa y hasta cierto punto, precoz. Amé la paciencia de SungMin y las sonrisas que le dedicó a un pequeño desconocido.
Me encantó la descripción del transcurso del tiempo. Esta parte:
Primavera, verano, otoño, invierno.
Invierno, primavera, verano y otoño.
Un año, otro más y otro le siguió a ese.
Kyuhyun creció, mucho más que sus dos amigos, aunque siguieron siéndolo. Pasó de la escuela a la secundaria. Corrió como la mayoría de las clases a otras clases más, de guitarra, de piano, de canto. No se quedó en ninguna.
Se metió en problemas en vacaciones. Casi incendia su casa, cuando quisieron hacer una fogata en otoño. Hizo que Ahra llorara cuando la acusó con sus papás de estarse encontrando con alguien en secreto. No se perdonó ver llorar a su hermana y ahora la cama le quedaba muy chica para poder esconderse debajo de ella.
-Oye… –había dicho su papá cuando lo descubrió llorando a medianoche- No te preocupes tanto -sugirió mientras pasaba el brazo por sus hombros, en un gesto confortante -Somos Cho y ese es un lazo tan fuerte que no lo romperá una decisión, no importa cuál sea.
Kyuhyun lloraba por ella y por muchas otras cosas más.
Regresaron las clases, el frío, las lluvias. Los helados fueron cambiándose por refrescos y éstos, luego, por cervezas heladas para matar el calor.
Me llegó de una forma que no te imaginas. Tal vez sea porque así nos pasa a o todos en algún momento. Tuve una proyección de algún episodio de mi vida en esos párrafos.
Ahora el capítulo dos.
Sungmin le regaló una sonrisa que para Kyuhyun significaban demasiadas cosas a la vez. Y no pudo, o no quiso, no tenía ganas de definirlo, hacer otra cosa que sonreír a la par.
Oh por deooos! Déjame morir un poco con esto. Es que... la sonrisa, la forma en que se encontraron. Fue como vivir un dejá vù y comenzar de cero otra vez pero de una manera diferente. Especial.
Tu Key. Cómo amé a tu Key. Es justo como me lo imagino. Tan parecido a KyuHyun en muchas cosas y por lo mismo, chocando con él. Ambos difíciles de llevar, con carácteres fuertes y teniendo conversaciones sarcásticas todo el tiempo.
Esa escena en la que DongHae sigue insistiendo por saber sobre "el tal SungMin Hyung", KyuHyun intentando evadirlo a toda costa y HyukJae preocupándose por no dejar ni una migaja de su comida, no pudo ser más real(?) y perfecta. LOL
Por cierto, debo decir que me gusta cuando Kyu es Kyu(?) y pendejea a DongHae xDDD
Y por último, la conversación sobre si SungMin es con Kibum o no es(?). Las miradas de SungMin, la inocencia adolescente de Kyu y la epifanía que lo alcanza con su orgasmo después de masturbarse.
Fue genial ^^
Espero por el capítulo final x3
PD: ¿por qué estaba raro mi Hyukkie e_e? LOL no sé. Creo que me lo imagino(?).También me lo imagino haciendo capturas de sus conversaciones por mensajes con el pez.
Re: {Super Junior/KyuMin}El más inteligente de todos {2/3}
*w* Me gustó mucho.
La frase de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos definitivamente me dio una idea muy hermosa del fic antes de leerlo :3. Y la imágen de Kyu chiquito y engreido es de lo más tierna. Creo que me gustó, sobre todo, la parte en que pasan los años, Kyu crece y no ve a Sungmin, y por cierto, muero de curiosidad por saber cuántos años tiene
En el segundo capítulo me quedé toda boba. O sea, la manera en que Kyuhyun se va dando cuenta de lo que Sungmin le hace me parece muuuy linda. Además, Dios ¿qué diablos piensa Sungmin? La intriga me está matando
Por favor, necesito saber qué pasa después. Sube ya la tercera parte chau!
La frase de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos definitivamente me dio una idea muy hermosa del fic antes de leerlo :3. Y la imágen de Kyu chiquito y engreido es de lo más tierna. Creo que me gustó, sobre todo, la parte en que pasan los años, Kyu crece y no ve a Sungmin, y por cierto, muero de curiosidad por saber cuántos años tiene
En el segundo capítulo me quedé toda boba. O sea, la manera en que Kyuhyun se va dando cuenta de lo que Sungmin le hace me parece muuuy linda. Además, Dios ¿qué diablos piensa Sungmin? La intriga me está matando
Por favor, necesito saber qué pasa después. Sube ya la tercera parte chau!
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